El idilio con Rivera obliga a Rajoy a un cambio de planes que gusta en Génova

Todos los dirigentes del PP saben a la perfección que Mariano Rajoy es poco amigo de los cambios y, mucho menos aún, de las revoluciones. Su trayectoria en la administración y, sobre todo, en La Moncloa, atestiguan su afición por la "estabilidad". De hecho, se recuerda en su entorno, sólo los "imponderables" han alterado en los últimos cuatro años su gobierno que, de no ser por factores externos, hubiera permanecido inamovible toda la legislatura.

Pero Alberto Ruiz Gallardón decidió dimitir tras el desaire por la fallida Ley del Aborto, Ana Mato cayó víctima de la Gurtel, Miguel Arias Cañete hubo de "huir" del gabinete tras ser designado comisario europeo y Juan Manuel Soria, renunció acosado por las informaciones sobre las relaciones de sus antiguas empresas con paraísos fiscales. Por cierto, éste viernes se apeará de la foto de las escalinatas del Palacio de la Moncloa el último ministro, Alfonso Alonso, formalmente investido como candidato a lendakari.

Ciudadanos no se cansa de decir que solo apoyará un gobierno "nuevo, limpio y regenerador"

Pero ahora que el panorama para la formación del nuevo gobierno parece allanarse, tras el deshielo en las relaciones entre PP y Ciudadanos, muchos populares comienzan a especular con el diseño del nuevo gabinete. Un gabinete que será monocolor si Rivera mantiene su decisión de rechazar la vicepresidencia y la cartera que Rajoy le habría ofrecido ya.

La "regeneración" y la "sintonía generacional"

Si el "canal permanente de comunicación" fructifica finalmente -Rajoy y Rivera volverán a verse la próxima semana-muchos dirigentes del PP dan por hecho que su líder tendrá que "dar una pensada" a la formación de su próximo ejecutivo. Se pone como ejemplo en estas fuentes la designación de la candidata a la presidencia del Congreso de los Diputados. Desde Ciudadanos se puso especial interés en filtrar que el propio Rivera había vetado algunos nombres sugeridos por Rajoy: María Dolores de Cospedal y Jorge Fernández Díaz.

Aunque las negociaciones abiertas este miércoles por Rajoy y Rivera se circunscriben, por el momento, al techo de gasto y los presupuestos -a cargo del popular Alvaro Nadal y el "naranja" Luis Garicano- Ciudadanos ha trasladado por activa y por pasiva que solo apoyará a un gobierno "nuevo, regenerador y limpio". Por eso, parece que por distintos motivos Rajoy va a tener muy difícil contar con tres de sus amigos personales: Fernández Díaz, Montoro y Margallo. Los dos primeros, desde luego, figuran en la "lista negra" del partido naranja.

En Ciudadanos, se pone a menudo como ejemplo la Comunidad de Madrid, donde Cristina Cifuentes diseñó un gabinete con nombres nuevos alejados del entorno del PP madrileño de Esperanza Aguirre. En privado, los dirigentes naranjas elogian a menudo el papel y la actitud de los "jóvenes vicesecretarios". Por eso, muchos en el PP creen que Rajoy va "a tirar" esta vez de los Casado, Maroto, Levy, Maíllo o Moragas. Para satisfacción de Génova. Pero, también, para recelo de Moncloa.