| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Adriana Lastra y el famoso Peugeot del "sanchismo".
Pedro Sánchez y Adriana Lastra y el famoso Peugeot del "sanchismo".

Moncloa ata la legislatura y se vuelca en poner al PSOE al servicio de Sánchez

La salida de Adriana Lastra allana el camino para acelerar el plan del presidente para resistir hasta 2023. No quiere ni la más mínima discrepancia interna y sí que se vuelquen en su imagen.

| Javier Ruiz de Vergara España

Mitad por unos muy razonables motivos personales, mitad por un sacrificio a la causa política -el sanchismo- a la que tanto ha contribuido a construir, Adriana Lastra ha dado este lunes de canícula veraniega un paso atrás en el PSOE

Es verdad que sus relaciones con su número 3, Santos Cerdán, eran hace tiempo insostenibles. Pero es verdad también que su embarazo le recomendaba una tranquilidad incompatible con ejercer de CEO del Partido Socialista. Así que, miel sobre hojuelas, Pedro Sánchez tiene vía libre para poner en pie la fase 2 de la operación 2023.

Los chirridos entre Lastra y Cerdán habián traspasado las paredes de La Moncloa. Y Sánchez quiere un partido monolítico al único servicio de su estrategia.

Los estrategas de Moncloa no ocultan en estos últimos días su euforia al hacer balance del Debate de la Nación y del fin del curso parlamentario.

Los teléfonos de los responsables de comunicación del Ala Oeste monclovita echan humo estos días explicando a informadores y tertulianos afines hasta qué punto la legislatura “está atada”; solventado el que parecía complicado camino de los Presupuestos de 2023, neutralizada la amenaza Yolanda Díaz, y encarrilados los “malentendidos” con ERC. Mayor acumulación de buenas noticias para Pedro Sánchez, imposible.

Cierto que es que no se pueden poner muchos peros al argumentario el Gobierno. Pero hay una realidad que sostiene este escenario: el pánico unánime que en todos los socios del PSOE ha provocado el relevo en la cúpula del PP y el despliegue de la estrategia de Alberto Núñez Feijóo. Que ha dado un vuelco total al juego político y disparado al PP en todas -CIS incluido- las encuestas. Las que se publican … y las que no.

El hecho de que Feijóo haya limado las aristas más “antipáticas” del PP con su giro al centro, y las conclusiones que Frankenstein ha extraído de las elecciones andaluzas, ha llevado a Junqueras, Otegi, Ortuzar, Colau y compañía a cerrar filas con Sánchez sabedores de que está dispuesto a todo por llegar a la presidencia española de la UE.

Y que el “chollo” peligra día a día ante el empuje de la alternativa popular. O Sánchez o el caos (para los socios del presidente) se piensa por igual en Bilbao que en Barcelona.

 

Cristina Narbona (presidenta), Adriana Lastra (vicesecretaria general) y Pedro Sánchez (secretario general): la cúpula del PSOE hasta hoy.

 

Mientras, en el PSOE se espera que el presidente se ponga ahora a la tarea de recomponer la cúpula socialista en Ferraz y terminar con los “chirridos” que provocaban las relaciones tensas y complicadas entre la vicesecretaria general, Adriana Lastra, y el secretario de Organización, Santos Cerdán.

 

El posado de Sánchez (sin vecinos) en el incendio de Monfrague, un ejemplo de la nueva campaña de imagen de Moncloa.

 

En este sentido, y tras el paso atrás de la diputada asturiana, el nombre de Antonio Hernando, el último llegado a La Moncloa, encabeza todas las quinielas si hubiera una revolución en la dirección socialista.

El "dulce regusto" de la OTAN

Y es que Sánchez quiere plena sintonía entre Ferraz y Moncloa para afrontar los tres retos decisivos que marcarán el devenir de las próximas generales: como sale España del inquietante trimestre y del invierno económico, las elecciones municipales y autonómicas de mayo, y la presidencia española de la Unión Europea.

La experiencia de la Cumbre de la OTAN ha dejado un gusto tan dulce en Moncloa que allí hay ya una orden en ejecución: poner toda la carne en el asador para relanzar la imagen y la presencia internacional del presidente con una cuidada agenda que le evite los incómodos abucheos con los que es recibido día sí y día también cuando pisa las calles españolas.

El sucesor de Adriana Lastra llega con los deberes impuestos: poner al PSOE de nuevo al servicio de Sánchez.