| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La investidura de Mañueco activa la cuenta atrás del plan para sacar a Sánchez

PP y Vox sacan músculo por su pacto y exhiben unidad en el arraque oficial de la legislatura en Castilla y León. Y el PSOE enmaraña la sesión agitando en Valladolid el "fantasma" de Le Pen.

| Javier Ruiz de Vergara España

Los pilotos del vehículo que conducen la alternativa política a Pedro Sánchez buscan desde este lunes aprobar el examen práctico. Superado el teórico, que arrancó en las urnas de Castilla y León el pasado 14 de febrero, toca a partir de ahora ponerse a circular por la carretera.

El tiempo de la estrategia cortoplazista, la política efectista y los lemas más o menos sugerentes se le ha acabado a Vox este lunes 11 de abril, otra jornada que queda marcada en su corta pero exitosa historia política. La de su acceso al primer gobierno autonómico de España. Aunque el propio Santiago Abascal ha querido ir más allá y ha reconocido que ve el acuerdo que se ha vestido de largo este lunes como "una posible alternativa para toda España".

La investidura de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León, gracias al acuerdo que lleva consigo el primer gobierno de coalición PP-Vox, se convierte de facto en el primer examen serio a la que parece -a día de hoy- la única alternativa viable al sanchismo. Finalmente ha salido adelante en primera votación con 44 síes.

Pese al ruido y las "alertas antifascistas" de la izquierda y sus medios afines, Mañueco se dispone a enseñar este nuevo piso piloto con la mayor normalidad, como ha quedado constatado en su discurso matinal de su investidura y en la sesión parlamentaria en su conjunto.

El nuevo gobierno que arrancará la próxima semana con la toma de posesion oficial de Mañueco sabe que no va a tener los cien días de margen que tradicionalmente se concede en los estrenos

Normalidad en la calle, con una Castilla y León que afronta esta nueva etapa sin alarmismos de ninguna clase. Y normalidad institucional, avalada por un acuerdo suscrito por Mañueco y Juan García Gallardo sin ninguna estridencia y homologable a cualquier otro acuerdo parlamentario.

Este nuevo Gobierno entre los partidos de Alberto Núñez Feijóo -que podría finalmente arropar a Mañueco en su toma de posesión la próxima semana-, y Santiago Abascal -presente este lunes en Valladolid-, va a estar volcado en la gestión de la dramática crisis que amenaza a los españoles. Así lo atestigua el perfil de los consejeros propuestos por Vox, con trayectorias alejadas de la política partidista y centrada en la actividad empresarial o formativa en el sector privado.

Intenciones desde el "minuto uno"

Mañueco ha dado buena muestra de sus primeras intenciones al anunciar una bajada general de impuestos para garantizar liquidez a las familias de Castilla y León.

Y también al zanjar cualquier resquicio sobre la bondad del acuerdo PP-Vox. "Todos debemos felicitarnos por el resultado, es un acuerdo que respeta plenamente los principios que asumí al comenzar el proceso de negociación, es un acuerdo que refleja la voluntad ampliamente mayoritaria expresada por los castellanos y leoneses en la última cita electoral y es un acuerdo que plasma la única alternativa viable para evitar una repetición electoral que nadie quería", ha defendido.

Y ha señalado acto seguido el manual de instrucciones de su nuevo Ejecutivo.  "Somos dos partidos distintos, cada uno con sus legítimas posiciones, que los castellanos y leoneses conocen sobradamente, pero hemos sabido dar ejemplo de generosidad, responsabilidad y capacidad de acuerdo. Hablando, negociando, y buscando puntos de encuentro cuando era preciso para alcanzar los consensos necesarios", ha enfatizado Mañueco.

Una tesis que ha compartido su socio de Vox. "Todos nuestros compatriotas vuelven sus ojos hacia nosotros para ver qué vamos a hacer en este gobierno de coalición. No podemos defraudar su confianza. No podemos fallarles", ha señalado García Gallardo, que ha asumido también que "a quienes mucho se les concede, mucho se les exige".

 

Mañueco y su futuro vicepresidente, Juan García Gallardo, se abrazan al comenzar el pleno de la investidura.

 

El nuevo gobierno que arrancará la próxima semana con la toma de posesion oficial de Mañueco sabe a además que no va a tener los cien días de margen que tradicionalmente se concede a los gabinetes que se estrenan.

La "historia" de Tudanca

Ya este mismo lunes, en el debate en las Cortes regionales, se ha podido comprobar hasta qué punto el PSOE, y un ya testimonial Podemos, no han asumido con verdadero talante democrático el veredicto de las urnas del 14-F. El socialista Luis Tudanca, en un discurso tremendista, ha espetado a Mañueco que "pasará a la historia y pagará ante la historia", por su pacto con Vox.

"Ustedes sabrán, el PSOE estará en el otro lado, en el lado de los demócratas. En el lado de Europa en la que usted ha dicho quiere ser un referente y hoy, entera, nos mira avergonzada", ha llegado a proclamar en gran derrotado en las urnas del 14-F.

 

La otra gran incógnita de la nueva etapa que abre Mañueco, y que va a ser analizada con el mayor interés en Génova 13 por la nueva cúpula popular de Feijóo, es la estrategia que siguen ante esta nueva alternativa de centroderecha los partidos de la llamada España Vaciada.

Más aún cuando en el horizonte se vislumbran unas elecciones autonómicas y municipales que pueden enseñar a Pedro Sánchez la puerta de salida del Palacio de La Moncloa. Y en el que algunas de esas marcas locales tan en boga podrían decantar numerosas alcaldías españolas.

 

Santiago Abascal, atendiendo a los periodistas a su llegada a las Cortes de Castilla y León.

 

También por eso, la capacidad de negociación y entendimiento de Soria Ya o la Unión del Pueblo Leonés con el gobierno de coalición de Mañueco, van a ser escrutadas con lupa en Madrid. Porque tanto en Ferraz como en Génova 13 son muy conscientes de que la trayectoria del gabinete castellano y leonés marcará la vida política nacional en estos sus primeros meses.

Si Mañueco y García Gallardo son capaces de alcanzar desde dentro un entendimiento similar al que han logrado desde fuera Isabel Diaz Ayuso y Rocío Monasterio, los socialistas van a tener que entonar el “Moncloa, tenemos un problema”. Pero si sucede lo contrario, Alberto Núñez Feijóo sumará un grave obstáculo para llegar a la presidencia del Gobierno en 2023.