Setas venenosas en España que parecen inofensivas pero pueden matarte en solo unas horas
Bajo la hojarasca del bosque se esconden especies que imitan a las comestibles con precisión mortal. Cada año, decenas de personas acaban en urgencias tras una simple confusión.

Fungus in the forest, Sulphur Tuft or Clustered Woodlover (Hypholoma fasciculare), Bavaria, Germany, Europe), Bavaria, Germany, Europe
En España, salir a por setas es casi un ritual de otoño. El aire huele a humedad, los pinares se llenan de cestos y las familias compiten por encontrar el mejor boletus. Pero entre las especies más codiciadas también crecen las más letales. La frontera entre el placer gastronómico y la tragedia puede ser tan fina como una lámina blanca bajo un sombrero verde.
Los expertos en micología lo repiten cada temporada: ninguna seta vale un ingreso hospitalario. Y sin embargo, las intoxicaciones siguen aumentando. Parte del problema es la confianza. Las setas venenosas no avisan, no huelen mal, no tienen colores chillones. Algunas son tan bellas que parecen diseñadas para tentar.
La impostora más peligrosa
La Amanita phalloides, conocida como “oronja verde”, es la asesina silenciosa de los bosques ibéricos. Su aspecto delicado y su color aceituna confunden incluso a recolectores experimentados. Crece en hayedos y pinares de media España, y una sola puede destruir el hígado de un adulto en menos de 48 horas. No existe antídoto eficaz: solo trasplante o suerte.
Junto a ella, otras especies del mismo género, como la Amanita pantherina o la Amanita muscaria, añaden otro tipo de riesgo. La primera provoca delirios y vómitos violentos; la segunda, con su icónico color rojo y puntos blancos, combina toxicidad con efectos alucinógenos que pueden ser letales en dosis altas.

amanita pantherina
Veneno disfrazado de bosque
No todas las amenazas llevan nombres famosos. El Cortinarius orellanus, por ejemplo, tarda días en mostrar sus efectos. Primero parece una simple indigestión, pero en realidad está destruyendo los riñones desde dentro. Cuando el dolor llega, el daño ya es irreversible.
En la misma familia, el Cortinarius rubellus es aún más traicionero. Su color anaranjado y su forma robusta lo hacen parecer una seta comestible. Pero basta una ración para provocar una insuficiencia renal fulminante. Cada otoño, hospitales del norte peninsular atienden nuevos casos por su culpa.

Hypholoma fasciculare
Las pequeñas que engañan
Algunas de las setas más peligrosas son también las más discretas. La Galerina marginata, diminuta y marrón, pasa desapercibida entre los troncos húmedos de Galicia o Asturias. Contiene las mismas toxinas que la Amanita phalloides y puede ser igual de mortal.
El Hypholoma fasciculare, de tonos amarillos y verdes, crece en racimos que parecen inofensivos. Su ingesta causa vómitos, diarrea y deshidratación extrema. Aunque rara vez mata, puede dejar secuelas graves en ancianos o niños.

Galerina marginata
Una advertencia antes de salir al monte
Los micólogos son claros: si no se conoce la especie al cien por cien, no se come. La confusión entre una seta comestible y una venenosa puede ser cuestión de milímetros. Y las consecuencias no siempre llegan de inmediato: algunas toxinas tardan días en actuar, cuando el tratamiento ya no sirve.
El consejo más repetido es también el más simple: ir acompañado de expertos, no fiarse de aplicaciones móviles y evitar el consumo de cualquier seta recogida al azar. En un país con más de 1.500 especies identificadas, la línea entre el sabor y el veneno puede ser tan fina como la piel de un sombrero brillante.
EStendencia
Temporada de setas: los trucos que usan los expertos para llenar la cesta (sin jugársela)
I. Murillo