| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Restaurante Casa Pepa en Ondara
Restaurante Casa Pepa en Ondara

Que restaurantes de Alicante suben, se mantienen y bajan

| Redacción Alicante La Picaeta

SUBEN

Casa Pepa, Ondara
La nueva etapa de Casa Pepa en Ondara, y van dos relevos desde que nos dejara Pepa Romans en 2017, una de las autodidactas más gloriosas de la Marina Alta, y ahora gestionado por el grupo BonAm, y aquí en manos de otra estupenda cocinera como es Emmanuelle Baron, a quien acompaña en sala Juan Navarro, renovador de la bodega rastreando novedades que merezcan incluirse en su carta de vinos y licores.

Contiguos a Dénia no podemos dejar de pedir su incomparable gamba roja; y por seguir en el tema, como primer plato caldereta de marisco con patata confitada. Y, como segundo el salmonete de roca, escabeche acidulado de gallineta y zanahoria, sencillamente incomparable. O, si prefieren carne, la cabritilla asada al horno con paciente mismo y texturas similares entre la piel y lo más cercano al hueso; y para quien prefiera algo contundente, el lomo de ciervo con setas le recordará las exquisiteces serranas.

Llegando a los postres siempre Pepa nos traía mi predilecto de chocolate, ahora que todavía el tiempo aguanta calores, un helado de chocolate y “frangelico”, polvo de yogurt y avellana.

Restaurante Casa Pepa
Partida Pamis, 7-30, 03760 Ondara, Alicante
Teléf.: 965 76 66 06
Horarios: comida miércoles a domingo; cena jueves a sábado
Precio medio 80 a 160 EUR (menús gastronómico)


SE MANTIENEN

Verema en Alicante. 

Vino y gastronomía. Gastronomía y vinos. Binomio esencial, equilibrio básico para disfrutar y calificar un espacio gastronómico. Y, por cierto, una de las grandes referencias, nos acaba de visitar en Alicante.
Verema, más de 20 años contemplan este proyecto de unos locos jóvenes universitarios valencianos, Álvaro Cerrada, Paco Higón, José Contreras... hablo de memoria, donde al cabo de los años, casi 25, se han convertido en referencia en el mundo del vino a nivel nacional. Con unos 123.000 socios.

Nacho Coterón

Desde la inicial Verema Valencia, su alma mater, se ha ido extendiendo a otras ciudades en estos años, Bilbao, Sevilla, Barcelona... Alicante. Creo, que quitando el tema pandemia, he debido asistir a todas, muchas con mi amigo y compañero de la revista “elsumiller. com”, Enrique García Albelda. Por cierto, mejor sumiller del mundo 2019 y sumiller de un restaurante que os recomendamos, Bon Amb, en Jávea.

Y con una magnífica opción. Acceso a aficionados. Por 15 € podemos catar vinos, 4, 5, 6.... por bodega, de unas 25/30. Así que os sugiero que os apuntéis en el 2024. Estos años ha sido en el Hotel Alicante Golf. Y es una opción sería de disfrutar y aprender de nuestro mundo gastronómico, ya que el vino es el complemento perfecto para la mayoría de las comidas, conocerlos implicará un mayor disfrute. Hacedme caso, queridos lectores. Disfrutad, catad, abrid una botella de vino. No una lata, please.

Verema Alicante

Bueno. Entremos en la feria... Me sorprendió Bodegas La Loba, de Ribera del Duero. O la bodega del hijo mayor de Muga, Jorge. Tihom. Vinazos, ambos, de una gama de 18/25 €. O los mejores cavas de España, según a AEPEV, asociación española de periodistas y escritores del vino. Bodegas Hispano Suizas, Tantum Ergo del también uno de los mejores enólogos de España, Pablo Ossorio. O el lujo, repito lujo, de la distribuidora Vila Vinoteca. Me gustaron mucho también los vinos de la yeclana Castaño, de la bodega del Priorato Clos Pachem...
Pues eso. Cuanto más catemos, más conoceremos y más disfrutaremos. ¡Salud!


BAJAN

París no es lo que fue: turismo de masas e internacionalización de la cocina, se lo han cargado
Entendemos que esta sección se circunscribe a la provincia de Alicante u, ocasionalmente a territorios limítrofes, pero “París bien vale una misa” como parece ser que dijo el rey Enrique de Navarra, como en este caso crítica muy constreñida. Uno de nuestros componentes viajo la semana pasada a la capital francesa invitado por la Académie gastronomique, y aprovechó el viaje para un mínimo recorrido entre clásicos y “être à la page” (estar al día, a la moda…). Por cierto, se cerraron todas las aulas con motivo de la protesta Palestina, y lo que debía ser conferencia con mesa redonda se convirtió en cena entre críticos y profesores gastronómicos.

He estado varias veces en París, supongo que como casi todos a quienes nos encanta las artes manducatorias, por ser la capital del mundo de la restauración, al menos desde el revolucionario siglo XVIII. Hacía como unos siete años que no regresaba a las orillas del Sena, extendiéndome en largas caminatas museísticas, pero lamentablemente podrá seguir siendo la ciudad del amor (yo fui sólo), pero no de la gastronomía. Por donde quiera que vayas como curioso paseante te encuentras asediado desde una infinitud de restaurantes norteafricanos (pinchos morunos, kebabs, pizzerías, si acaso couscous, aunque es plato que los franceses también tienen como propio…) hamburgueserías made in USA, chinorris y japos al gusto Occidental, mexicanos y, sobre todo mixtos entre cocinas que son los peores.

Haciendo un homenaje a los grandes escritores gastronómicos y a uno de sus platos preferidos, visité “Vinicius” (20 Rue d'Artois 75008 Paris 8), con una terraza impresionante y una carta deudora de la ‘Nouvelle cuisine’. Si se tienen que inclinar por algo háganlo por los pescados y marisco como el cangrejo o la gamba, aunque esta algo inferior a la que estamos acostumbrados por estos lares del Mediterráneo, pero tienen menús fijos ideales para chequearlo la primera vez. Los postres nada del otro mundo.

Al día siguiente acudí a uno que me recomendó el anterior presidente de la Real Academia de Gastronomía, aunque queda entre los menos ofertados en las guías especializadas por ser un restaurante-escuela, en 22 Rue Nollet, 75017). Lleva el del nombre del glorioso cocinero suicida "Vatel”, y elegí el menú intermedio que no llega a los 50 EUR.

El pollo de corral prensado con ciruelas pasas, no sé si la procedencia del ave podía verificarse, pero desde luego su confección resultaba impecable. Y otro tanto debo decir del chuletón de buey, col verde y polenta, y nada que alegar al carrito de los postres combinando tartas y frutas maceradas. Mi acompañante de cena me transfirió muestra de sus filetes de pato, calabaza e higos, notable, pero no sobresaliente. Los postres llevan el sello de Pierre Hermé, y de los Roca, sin embargo, no llegan a semejantes magisterios y se notan los aprendizajes.

Y como no quería dejar de degustar nuevamente la cocina tradicional francesa, el último día acudí a un restaurante que lleva el nombre de uno de sus grandes platos: “Au Pied de Cochon” en la 6 rue Coquillière, 75001 Paris 1, un auténtico típico de la posguerra. No se preocupen por los retrasos dado que este bistró-brasería no cierra nunca. Empecé con un plato de ostras (8, se deben equivocar agrandando la media docena) frescas y bien abiertas, para seguir con la clásica sopa de cebolla, pues presumen de ser la mejor de todo París desde los tiempos de las vanguardias artísticas de la posguerra, y las “estarletes” cuando la bohemia existencialista acudía a calentarse amaneceres.

Después un plato de embutidos franceses nada sorprendentes don David como lo llevas bueno mañana, para rematar consecuentemente con casquería de cerdo frito y unas croquetas interesantes. Los postres inferiores a cualquier pastelería cercana.