La secretaria que huyó por el tejado cuenta lo que le prepararon los Jordis
Ahora que Sánchez y Cuixart ya han comenzado a salir a la calle, cobra más actualidad que nunca el relato de la funcionaria que escapó de su emboscada en la consejería de Junqueras.
Ha vuelto a ser, como lo fue en su día en el Tribunal Supremo, un testimonio tan clarificador como sobrecogedor. El de la funcionaria que fue tan acorralada por los independentistas que tuvo que abandonar la sede de la Consejería de Economía y Hacienda... huyendo por un tejado.
En la calle, lo ha revelado de nuevo en el juicio contra el exmayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, le esperaba la emboscada tendida por la ANC y Ómnium.
La letrada de la administración de justicia del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona que participó en el registro de la Consejería de Economía de la Generalitat el 20 de septiembre de 2017 ha afirmado este lunes en el juicio de la Audiencia Nacional contra la cúpula de los Mossos durante el proceso que no cree que los agentes de la policía autonómica "pudieran hacer gran cosa con la que había en el exterior", donde se concentraron 40.000 personas.
No ha sido la única vez que la secretaria judicial ha apuntado que la actuación de los Mossos podría ser difícil ese día ante la aglomeración de tantas personas, pues en el momento que estaba relatando las alternativas para salir de la Consejería ha llegado a aseverar que "ni 100 o 200 efectivos de Brimo -Brigada Móvil de los Mossos-" podían hacer frente a los miles de manifestantes que "estaban esperando nuestra salida".
La secretaria judicial ha comparecido en esta vista oral como testigo a través de videoconferencia y sin que se emita su imagen por señal institucional para preservar su intimidad.
Al igual que dijo en el juicio por el 'procés' independentista en el Tribunal Supremo, ha destacado que durante todo el día escuchó un "murmullo continuo y voces a través de megafonía" y que la "cosa" no mejoraba con el paso de las horas, sino que iba "a peor" porque los manifestantes gritaban arengas "cada vez más subidas de tono", como "no saldrán", "la noche va a ser larga" o "votaremos". Eran los independentistas que enviaron Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.