Puigdemont congela la investidura y obliga a ERC a radicalizarse con Sánchez
Junts ha confirmado su nueva abstención, con lo que la elección de Aragonés fracasará también en su segundo intento. Se abren dos meses frenéticos que Moncloa ve con inquietud máxima.
Como adelantó este domingo en ESdiario Esther Jaén, la investidura del candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonés, también se saldará este martes con un sonoro fracaso. Y aunque el independentismo no apuesta por la repetición electoral, este miércoles se abrirán dos meses frenéticos que van a desestabilizar también la política nacional y al Gobierno de Sánchez.
Carles Puigdemont se ha negado este lunes a pulsar el botón verde desde su guarida en Waterloo y su nuevo hombre fuerte en la política catalana, Jordi Sánchez, ha boicoteado el sueño de Esquerra para tomar por primera vez en la historia reciente de Cataluña el Palau de la Plaza de Sant Jaume. No será al menos este martes en la votación definitiva de la primera fase del proceso de investidura. Quedan ahora por delante 60 días para seguir negociando y para que el expresident logre imponer a ERC parte de sus exigencias.
Puigdemont ha confirmado así su venganza contra el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, por aceptar la oferta de apaciguamiento que le tendió Pedro Sánchez -a cambio de la reforma del Código Penal, la mesa bilateral de negociación y la tramitación de los indultos-, y que culminó con la investidura del líder del PSOE como presidente del Gobierno.
La estrategia de Junts pasa ahora por esperar a las autonómicas madrileñas del 4-M donde las encuestas otorgan una victoria a Isabel Díaz Ayuso, de la que el independentismo -y sobre todo Puigdemont- prevén que Sánchez y la coalición con Podemos salga muy debilitada.
De momento, Puigdemont ha dictado su sentencia provisional. La ejecutiva de Junts ha acordado este lunes que su grupo en el Parlament volverá a abstenerse. Un mazazo para Esquerra, que llega 24 horas antes de que se celebre el pleno y después de que las negociaciones de este fin de semana no hayan prosperado lo suficiente como cerrar un acuerdo.
En la segunda vuelta, a Aragonès le bastaría la mayoría simple -obtener más votos a favor que en contra- para ser elegido presidente, pero no tiene garantizada la elección precisamente por el portazo de Junts.
La portavoz de Esquerra, este lunes tras la reunión de la dirección del partido en vísperas de la segunda intentona para la investidura de Aragonés.
La decisión de Puigdemont lleva a Moncloa el peor de los escenarios posibles para Sánchez. Cataluña se vuelve a sumergir en dos meses de inestabilidad absoluta y desgobierno. Es el plazo que los independentistas disponen para llegar a un acuerdo que, si se produce, se producirá en teoría debilitando la posición moderada de Esquerra.
Por que si el acuerdo se produce como buena parte del secesionismo espera para evitar un refreso a las urnas del todo incierto, Sánchez tendrá nuevos motivos para estar preocupado. Junqueras habrá cedido y se habrá impuesto la agenda más radical y desestabilizadora para la política nacional en el peor momento: referéndum ilegal y , estrategia de desobediencia.
Pero si llegara a haber elecciones, Moncloa tendrá otro grave handicap. Por que Esquerra se va a ver obligada a radicalizarse y a poner en cuarentena su apoyo al PSOE para no ceder todo el terreno electoral a Puigdemont.
La número tres de ERC, Marta Vilalta, ha pedido este lunes a la desesperada un "gesto de responsabilidad" a Junts para investir a Aragonés. Un llamamiento que ha caído en saco roto.
Y Puigdemont ya tiene a Sánchez donde el PSOE menos quería: en la estrategia del cuanto peor mejor. Y con las elecciones madrileñas a las puertas y amenazando a la izquierda como pocas veces en los últimos años. Con un escenario del que dificilmente Moncloa va a salir fortalecida.
Por si acaso, la número dos del PSC, Eva Granados, ha decidido meter presión a ERC, su socio en Madrid, y ha preguntado este lunes a Aragonès si aceptará "una Presidencia intervenida por el Consell de la República, un artefacto parapolítico diseñado a medida" de Puigdemont, según los socialistas.