REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL
El Gobierno presiona de nuevo al PP para aprobar la reducción de jornada, al temer el 'no' de Puigdemont
En público y en privado se suceden los ataques contra Aberto Núñez Feijóo y contra el Partido Popular. Una estrategia que contrasta con las buenas palabras y la mano tendida hacia Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont y Yolanda Díaz en uno de sus encuentros.
Ha habido un nuevo pulso en el Consejo de Ministros. Otro más. Hasta que Pedro Sánchez le ha pedido a Carlos Cuerpo que diera su brazo a torcer en favor de Yolanda Díaz y de su reforma para reducir de 40 a 37,5 horas semanales la jornada laboral. Una vez hechas las paces entre la ministra de Trabajo y el de Economía, el Ejecutivo de coalición se enfrenta ahora a un nuevo obstáculo en su intento de sacar adelante este anteproyecto de ley en el Congreso de los Diputados. Conscientes en Moncloa de que las cuentas no les salen, por la negativa de Junts a respaldar esta reducción de jornada sin recibir –al menos- contrapartida alguna del Gobierno, el entorno de Presidencia ha reactivado su plan: presionar con todo –otra vez- al Partido Popular para que vote a favor y salvar así, de nuevo, a Pedro Sánchez de otra sonada derrota parlamentaria.
La vicepresidenta segunda del Gobierno ha sido la encargada de mandar un mensaje directo a Alberto Núñez Feijóo desde los micrófonos de la sala de prensa de Moncloa: “La pregunta que me hago es si el PP va a utilizar y a aprovechar este cambio histórico para reconciliarse con los trabajadores y las trabajadoras de su país”. Porque, para Yolanda Díaz, “sus votantes también quieren ver reducida la jornada laboral”. O, por el contrario, se pregunta la líder de Sumar, si en la planta noble de Génova “van a cometer el mismo error que ya cometieron con la reforma laboral”.
“Escorándose a la derecha no van a ganar jamás”
Ahora, le recuerdan a la bancada ‘popular’ que “este debate ya fue al Congreso y el PP se abstuvo”. Mientras tratan de obligarles con su argumentario: “Es difícil buscar razones para tumbarla”. Fuentes muy próximas a Pedro Sánchez siguen poniendo el foco en lo que el presidente del Gobierno ha calificado como la “multinacional ultraderechista”, para criticar seguidamente “este giro del Partido Popular hacia Vox”. “Los ‘populares’ no van a ganar jamás escorándose a la extrema derecha”, sentencian. Aunque olvidan el pequeño detalle de que Feijóo ya ganó las últimas elecciones generales.
Este tipo de ataques también han tenido su versión pública. “El problema es que hay una oposición destructiva que no aporta, que es inútil”, asegura Yolanda Díaz, antes de apostillar que “son los del no; por no hablar del vodevil de la semana pasada”, en clara referencia al cambio del sentido del voto del Grupo Parlamentario Popular con el que -finalmente- dieron su visto bueno al reducido decreto ómnibus en favor de las pensiones, el transporte o las ayudas a la dana, entre otros aspectos.
"Negociar lo que sea menester"
Contrastan estas duras afirmaciones al principal partido de la oposición cuando es Junts quien apunta a que volverá a dejar en la cuneta a la autodenominada “mayoría progresista de legislatura”. En ese sentido, la ministra de Trabajo ha lanzado un guiño a Carles Puigdemont en forma de deseo: “A mí me gustaría reencontrarme con la Cataluña de la Asamblea de Cataluña. Cataluña es un país que ya es moderno y tiene un tejido de pymes. Por eso, vamos a negociar lo que sea menester”. En Waterloo ya se frotan las manos, mientras esperan sentados para saber hasta dónde serán capaces de llegar ahora los emisarios de Sánchez.
Sin embargo, la otra parte de la negociación -a esta hora- no está por la labor, si no hay motivos de peso que justifiquen su postura. Y eso que personas muy cercanas a la vicepresidenta segunda reconocen que ya ha habido acercamientos con Carles Puigdemont en este sentido. Es más, desde Moncloa quieren dejar claro que “hay singularidades” en el tejido empresarial de los diferentes territorios. “El pequeño empresario catalán es diferente”, reconocen esas mismas fuentes, sabedoras de que tendrán que volver a sudar tinta si quieren atraer al expresidente huido de la Justicia al bloque del ‘sí’, con el beneplácito incluido de la burguesía catalana. Por si acaso, los altavoces de Moncloa siguen apuntando hacia la calle Génova.