CUMPLEAÑOS DEL PRESIDENTE
Pedro Sánchez sopla 53 velas: El 'annus horribilis' del presidente del Gobierno
En los últimos meses, la presión judicial ha ido escalando con casos que afectan directamente al círculo más cercano del jefe del Ejecutivo, con su esposa y con su hermano en el foco. Pero también avanzan las investigaciones en torno al Fiscal General del Estado y al denominado caso Ábalos.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, saluda a Pedro Sánchez ante Begoña Gómez
“Sólo cumplo años los años bisiestos que acaban en dos”. Al igual que aquel personaje del imaginario de Sabina en ‘Güisqui sin soda’ (1986), Pedro Sánchez Pérez-Castejón nació un 29 de febrero –aunque en su caso, de 1972-. O eso, al menos, se desprende de su ficha del Congreso de los Diputados. Porque si se tiene en cuenta el acta matrimonial del líder socialista con Begoña Gómez hay una variación de 9 días de diferencia, indicando que llegó a este mundo el 20 de febrero de aquel año. Podría ser un simple error.
Por tanto, si damos por buena la primera de las fechas conocidas, el actual jefe del Ejecutivo sólo ha podido celebrar su cumpleaños el día que toca en 13 ocasiones. La última, el año pasado. En este 2025 son ya 53 las velas que conforman la tarta. Una celebración que festejará con su entorno más cercano y familiar.
Haciendo un balance de los 12 meses que Pedro Sánchez deja atrás, cabe destacar que, a pesar de la inestabilidad parlamentaria, continúa residiendo en el Palacio de la Moncloa. Un valor a tener en cuenta. Sin embargo, no es menos cierto que el secretario general socialista sopla velas marcado por el peso de un año muy difícil, probablemente el más complicado desde que asumió la presidencia del Gobierno. Las sombras judiciales que acechan a su entorno más cercano han convertido su mandato en un ejercicio continuo de gestión de crisis, en el que la política ha quedado supeditada a las urgencias de la supervivencia.
El entorno más cercano, bajo sospecha
En los últimos meses, la presión judicial ha ido escalando con casos que afectan directamente al círculo más íntimo del presidente. La situación de Begoña Gómez, su esposa, ha sido una de las más comprometedoras. Las investigaciones sobre posible tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida, intrusismo y relaciones empresariales poco transparentes han situado su figura en el epicentro de un escándalo que sigue sumando capítulos, sobre todo en las últimas semanas.
Las declaraciones de Juan Carlos Doadrio, exvicerrector de la Universidad Complutense de Madrid, en la comisión de la Asamblea de Madrid han puesto el foco en unos indicios que apuntan a trato de favor hacia la mujer del presidente del Gobierno. Doadrio relata detalles de sus conversaciones con el rector de la Complutense, Joaquín Goyache: "Tenemos que crear una cátedra para Begoña Gómez, la esposa del presidente; ¿tienes algún inconveniente?". La declaración de Doadrio también ha dejado en evidencia el proceso, al reconocer que no le hicieron llegar el currículum de Begoña Gómez cuando lo solicitó, explicando incluso que después de firmar el convenio supo que la esposa de Pedro Sánchez no poseía el título de Licenciada. Doadrio lo comunicó entonces al departamento de Transparencia de la institución universitaria y no pusieron pegas.
"¿La Oficina de Artes Escénicas qué es?"
No menos inquietante es el caso que salpica a su propio hermano, David Sánchez Pérez-Castejón, vinculado a supuestas irregularidades en contratos públicos y gestión de fondos. Aunque el Gobierno ha tratado de desmarcarse, el desgaste político es evidente y la oposición ha convertido estos asuntos en un eje de ataque constante. Mientras tanto, el Gobierno y los responsables socialistas tratan de sembrar dudas sobre los propios jueces. Tras la sorprendente comparecencia ante la jueza del hermano de Pedro Sánchez y las testificales de funcionarios que aseguran no haber tratado ni coincidir con David Sánchez, la magistrada sospecha que dos profesoras hacían el trabajo del hermano del líder socialista para que él se centrara en su ópera. Además, la jueza ve base delictiva contra él y niega estar investigando sin pruebas o "con recortes de periódico".
La presión sobre el Fiscal que ya alcanza a Moncloa
Uno de los golpes más duros para Sánchez ha sido la polémica en torno al Fiscal General del Estado y los datos filtrados sobre Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso. Un caso que para muchos es la evidencia de un ataque teleridigido para hacer daño a una rival política. La independencia del Ministerio Público ha sido cuestionada en numerosas ocasiones, y las sospechas sobre su actuación en determinadas causas judiciales han alimentado la narrativa de una justicia instrumentalizada al servicio del Ejecutivo. El juez del Supremo que investiga al fiscal general dice que es una "evidencia" que García Ortiz "ha hecho desaparecer pruebas". También, la UCO revela que el fiscal general no ha devuelto ningún teléfono móvil y que reseteó uno de ellos. Álvaro García Ortiz está ya a un paso del banquillo, con lo que eso supone.
Mientras tanto, el juez ya ha citado como testigo a dos cargos de Moncloa. Pilar Sánchez Acera, entonces jefa de gabinete del jefe de gabinete de Pedro Sánchez, está obligada a decir la verdad en sede judicial cuando se le pregunte cómo recibió el email con los datos personales del novio de Ayuso. También será cuestionada sobre cómo esa información llegó a determinados medios de comunicación. En Presidencia del Gobierno temen hacia dónde puedan avanzar las investigaciones, porque ya avanzó el juez en un auto demoledor que los datos filtrados de González Amador tuvieron “salida” en Fiscalía General del Estado y “destino” en Presidencia del Gobierno. De ahí que el exsecretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, también tenga que dar su versión de los hechos ante el juez, por ahora como testigo.
Ábalos, de mano derecha a investigado
Y por si todo esto fuera poco, el caso Ábalos ha terminado por desdibujar aún más la imagen del PSOE como partido de Gobierno. El que fue uno de los hombres de máxima confianza de Pedro Sánchez en el partido -secretario de Organización- y el Gobierno -ministro de Fomento- se ha visto envuelto en un entramado de corrupción que ha dejado cicatrices profundas en la credibilidad del ‘sanchismo’. Fue el propio Sánchez el que intentó distanciarse rápidamente del escándalo de José Luis Ábalos. No obstante, ni en Moncloa ni en Ferraz han podido evitar que el impacto político les alcance de lleno. Mientras tanto, el empresario Víctor de Aldama –investigado por varios presuntos delitos- sigue apuntando a altos cargos socialistas cuando habla de irregularidades, de comisiones, de ‘señoritas’, de adjudicaciones de obras públicas y de otros muchos asuntos que ya cercan a varios líderes del PSOE.
Para colmo, en las últimas horas ha declarado de Jésica Rodríguez ante el Tribunal Supremo. La expareja de Ábalos reconoce que nunca jamás puso un pie en las dos empresas públicas de las que cobraba sendas nóminas puntualmente. Ni un sólo día fue a trabajar, a pesar de cobrar. Un detalle que pasó por alto el ministro Óscar Puente en su auditoría a Ábalos. O eso, o mintió, porque en sede parlamentaria el ahora titular de Transportes dijo que no hubo ninguna irregularidad en las contrataciones de las amigas de Ábalos. Una pregunta más que pertinente -a raíz de los acontecimientos- que le llegó desde el Grupo Parlamentario Popular. Para muchos, este 'modus operandi' con Jésica y su puesto de trabajo guarda similares paralelismos a los de David Sánchez Pérez-Castejón con su puesto en la Diputación de Badajoz.
El futuro político y judicial
A pesar de estos escándalos, que lejos de paralizarse –todo apunta a que los juzgados seguirán aportando luz en las investigaciones abiertas-, la situación política tampoco está mucho mejor para el presidente del Gobierno. Aunque Carles Puigdemont parece haber cedido a sus pretensiones de llevar al límite a Pedro Sánchez por medio de una cuestión de confianza, lo cierto es que el líder socialista sigue siendo tan rehén del independentismo como el primer día que volvió a ser investido. En el mejor de los casos, Junts podría incluso facilitar unas nuevas cuentas y permitir que salieran adelante otros Presupuestos Generales del Estado con el único objetivo para Sánchez de soplar un par de velas más en Moncloa, hasta 2027. Pero ¿a qué precio?
Decía también Sabina en la misma estrofa sobre su cumpleañero bisiesto de 'Güisqui sin soda': "Vendí por amores y no por dinero mi alma a Belcebú".