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La flotilla y Sánchez gastaron cinco millones en una furgoneta de ayuda humanitaria
Invirtieron 4 millones donados en comprar 60 barcos y no alimentos porque “sabían que no iban a llegar”. Las dos toneladas embarcadas cuestan como su peso en coca o la ayuda pública española que recibe Unrwa para socorrer Palestina

Embarcaciones de la Global Sumud Flotilla de camino a Gaza
La flotilla de la paz ha costado cuatro millones de donaciones. Más 700.000 euros gastados por Sánchez en su socorro. Aproximadamente, 500.000 euros de la patrullera Furor, 150.000 euros del avión de Defensa desde Atenas, 8.000 euros en pasajes de Air Europa -casualidad- para repatriar 21 españoles desde Tel Aviv, servicios médicos en Barajas...
Y gastos de los voluntarios, repatriación de otros países, dos patrulleras italianas, drones turcos... La aventura expedicionaria supera los cinco millones.
¿Cinco millones para qué? ¿Para entregar ayuda humanitaria en Gaza? No. La flotilla sólo portaba dos toneladas de ayuda.
Es el 10% de lo que carga un camión por la línea autorizada por Israel. Cada uno porta 20 toneladas. Entraban 300 camiones al día en Gaza hasta el bloqueo.
Pero la flotilla no buscaba entregar alimentos o medicinas. Rehusó entregar su carga para su distribución por Israel.
Evidenciaría que portaba una ayuda tan simbólica como minúscula. Su carga humanitaria cabía en una furgoneta tras movilizar 42 naves, 462 voluntarios y poner al borde de un conflicto militar a España e Italia por escoltar la flotilla.
Sus dos toneladas de alimentos y fármacos superan los cinco millones. Cuestan más que si fueran coca. Y con aportaciones bendecidas para combatir la miseria gazatí.
Cinco millones equivale al 50% de los gastos e ingresos de Unrwa España para socorrer a Palestina. Iguala la suma que recibe de la administración española.
¿No habría paliado más la hambruna gazatí entregar a Unrwa los cuatro millones recaudados y el millón largo de dispendios militares sanchistas y foráneos?
Pero el día D de Colau y socios pretendía algo mejor que el desembarco en Gaza: su detención. Querían exportar una imagen de dureza israelí. Cómo si hiciera falta con más de 60.000 muertos.
¿Aceptaría Putin una flotilla de paz para socorrer a Ucrania? Pero el genocidio ruso no conmueve al club del humanitarismo selectivo. Los ucranianos mueren a diario bajo bombas del invasor… pero eso no urge.
El éxito mediático pudo ser mayor: faltó un herido o un muerto en la flotilla por balas israelíes. El bingo habría sido un cruce de disparos entre patrulleras de Israel y España o Italia.
“Fue una misión militar ilegal del PSOE, no de España, porque carecía de respaldo del Parlamento y al límite de una zona legal de exclusión israelí”, en palabras del exalmirante Juan Fernández Garat.
Y podría haber derivado en conflicto bélico. El caso está bajo lupa de abogados: malversación es que una patrullera esté donde no debe. Furor debía patrullar Alborán, no Gaza.
El PSOE activó los GAL como respuesta al terrorismo por 40 muertos al año. Hoy minimiza que Hamás en un día mató y secuestró más que ETA en cinco décadas.
El 7-O Hamás sumó 1.200 asesinados (350 más que ETA) y 251 rehenes (165 más).
75 israelíes secuestrados han muerto. Un solo rehén ejecutado por ETA, Blanco, incendió España. El último de una decena.
Simpatizantes y donantes de la flotilla reclaman una “Palestina libre desde el río hasta el mar”.
Remedan a Hamás. No desean dos estados: Israel y Palestina. Israel no debe existir para devotos de la armada de Colau.
La transparencia de muchos de sus 68.000 donantes es escasa. Su aportación es anónima o su nombre no permite identificarlos.
Uno de sus promotores creó en España una sociedad de fletes marinos poco antes de la gestación de la flotilla. Adquirió sus 60 barcos con las donaciones.
Personas conocedoras del operativo niegan que haya hecho caja con las flotillas española e italiana.
“Los cuatro millones que se recibieron de donaciones se usaron casi íntegramente en comprar 60 embarcaciones, salvo alguna compra de medicinas”.
Confirma que nunca fue una operación de entrega alimentaria, sino política: “Sabíamos que los barcos ni iban a llegar a Gaza, ni iban a ser devueltos. Y por eso compramos 60 embarcaciones que no tenían capacidad para transportarla”.
“La mayoría de las donaciones”, explica, “partieron de Europa y pasaron por bancos serios y serán fiscalizadas por Hacienda, pero no excluimos que pueda haber algún donante vinculado a Hamás”.
Israel es más contundente: implica documentalmente al naviero -que declinó hablar con ESdiario- en contactos con líderes de los Hermanos Musulmanes, a su vez, vinculados con Hamás.
Y asegura que la financiación procede de un ente civil de dicho grupo terrorista, con terminales en diversos países europeos, incluida España con su cerebro naviero.
Tales acusaciones resbalan a los amos de la flotilla. Tuvo el éxito deseado: “visibilizar mundialmente el bloqueo israelí y movilizar a la comunidad internacional”.
La prensa compró la foto: Israel bloquea una armada de ayuda humanitaria. Pero sus bodegas iban vacías.