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El cuento de las ranas

No podemos ser como las ranas de la fábula y debemos darnos cuenta que está en retroceso nuestra democracia por los deseos autoritarios de Sánchez.

Pedro Sánchez

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Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo, inmediatamente saltó para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo dentro. Sin embargo, otro día esa misma olla estaba llena de agua fría, la rana saltó dentro y se quedó tan tranquila, pero poco a poco el agua se fue calentando y la rana se fue acostumbrando hasta que llegó a estar tan caliente que al hervir la rana murió. No se había dado cuenta que la estaban cociendo.

La moraleja de ésta fábula describe perfectamente la situación de España. No nos damos cuenta que estamos perdiendo calidad democrática desde que gobierna Sánchez y sus socios comunistas y radicales. Poco a poco se van dando pasos autoritarios que, si fueran bruscos, hubieran hecho que los españoles protestáramos de forma rotunda, pero como son lentos, los vamos aceptando sin darnos cuenta.

La capacidad de Sánchez de engañar ha llegado hasta un punto que ya es imposible seguir porque estamos cociendo nuestra democracia, como la rana de la fábula. Lo hemos podido comprobar en la votación del jueves pasado en el Congreso, lo de menos es si se aprobaba o no la reforma laboral, el problema es poder ver hasta dónde es capaz de llegar Sánchez para lograr sus propósitos.

No hay que olvidar que el presidente del gobierno llegó al liderazgo de su partido haciendo trampas. Debemos recordar que el comité federal del PSOE, en el que se discutía su liderazgo, estalló por los aires ante el intento de montar una votación sin control, sin censo y sin interventores.

Fue una votación sin reglas y tras unas cortinas organizada por los amigos de Sánchez y que se frustró ante los gritos de “pucherazo” proferidos por decenas de militantes socialistas y que llevó al actual presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, a pedir perdón por la imagen dada y el fraude intentado.

El autoritarismo de Sánchez

Ya de presidente, Pedro Sánchez ha seguido con sus actos autoritarios, y la falta de transparencia es una practica habitual de su gobierno. No les es cómodo el control por parte del parlamento, los medios de comunicación o la justicia. Esa línea de opacidad en sus actuaciones le llevó a cerrar el parlamento durante el estado de alarma, clausura que el Tribunal Constitucional declaró contrario a nuestra Carta Magna. Igualmente, fue condenado por vulnerar los derechos fundamentales de los españoles al acordar indebidamente el estado de alarma.

Con estas condenas, cualquier demócrata hubiera dimitido. No hay que olvidar que el primer ministro inglés está a punto de ser destituido por hacer fiestas durante el confinamiento.

También hemos conocido hace unas semanas que Sánchez ha infringido 1200 veces la Ley de Transparencia, utilizando la ley franquista de secretos oficiales, negando indebidamente el acceso a expedientes solicitados por ciudadanos a los que les ha dado la razón el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno.

El autoritarismo presidencial lleva camino de provocar la crisis constituyente que anunció el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y que es uno de los ingredientes de la “nueva normalidad” que fue el lema que acuñó el gobierno

Esta vulneración de derechos, ya sean de ciudadanos particulares o de diputados, ha provocado que España haya retrocedido seis puestos en el índice de calidad democrática desde que Sánchez gobierna, Así lo refleja el informe elaborado por el prestigioso semanario británico “The Economist”.

El autoritarismo presidencial lleva camino de provocar la crisis constituyente que anunció el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y que es uno de los ingredientes de la “nueva normalidad” que fue el lema que acuñó el gobierno. En democracia, las formas son esenciales. Se empieza despreciando las formas para acabar en el fondo, atropellando el espíritu de consenso que simboliza la Constitución de 1978.

No podemos ser como las ranas de la fábula y debemos darnos cuenta que está en retroceso nuestra democracia por los deseos autoritarios de Sánchez, que siempre quiere imponer sus deseos aun a costa de hacer un “pucherazo”. Lo hizo desde el PSOE y ahora lo hace desde la Moncloa.

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