Meloni, la mujer más poderosa de Europa, que ridiculiza a Montero y Yolanda Díaz

Giorgia Meloni tiene forzosamente que ser una de las mujeres más odiadas por la izquierda española, por detrás de Isabel Díaz Ayuso, por supuesto. Ambas tienen en común bastantes cosas, son de derechas, poderosas, influyentes, admiradas y mujeres muy respetadas e incluso temidas. Y sin necesidad de criminalizar a los hombres ni declararse feministas. Y eso es insoportable para las mujeres de izquierdas que van enseñando a las demás de su sexo cómo deben ser, pensar y actuar, cómo ser mujeres de verdad. 

Forzosamente Irene Montero, Ione Belarra, Yolanda Diáz, Maria Jesús Montero, Pilar Alegría, tienen que odiar a Giogia Meloni como odian a Ayuso. Son todo lo que ellas querrían ser y lo han logrado con la receta inversa a la suya. 

Meloni ha sido elegida hace unos días la mujer más poderosa de Europa por el prestigioso medio estadounidense 'Politico'. Afirma esa publicación que "si eres Elon Musk, el hombre más rico del mundo y asesor clave del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, el número de teléfono que debes marcar es el de Giorgia Meloni" y añade que la italiana ha pasado de ser una "marginada" a "un referente en Europa". 

¡Y tanto! La primera ministra italiana ha obrado el milagro de pasar de ser insultada por el Gobierno de Pedro Sánchez como peligrosa ultraderechista a ser condecorada por el mismo Gobierno con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Sánchez, que tardó varias semanas en felicitarla tras su triunfo electoral, se rinde ahora ante la mujer más poderosa de Europa. 

Hasta el mismísimo Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, ha dicho de ella hace bien poco que Meloni es una "líder y una persona fantástica". ¡Ahí queda eso!

Por eso resulta doloroso comparar a Meloni con las comunistas Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra, o con las socialistas Teresa Ribera, Pilar Alegría, Isabel Rodríguez y Diana Morant, por citar algunas. Con todas ellas no se hace una Meloni, esa es la realidad. La italiana les ha demostrado que se puede ser de derechas y mujer empoderada, que una cosa es ser feminista de salón y de boquilla y otra practicar el feminismo con el ejemplo.