La pregunta clave de la cerrada defensa de Sánchez a su fiscal general ¿Por qué no le deja caer?
Sánchez vuelve a defender a capa y espada a su fiscal general a pesar del demoledor auto del juez de Supremo contra él. Este martes lo ha hecho a través de la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que una vez más confunde la sala de prensa de La Moncloa con un atril del PSOE, una cuestión por la que ya ha sido sancionada antes. Dice Alegría, dice Sánchez por tanto, que no hay pruebas, que son conjeturas del juez y que siguen defendiendo y apoyado a Álvaro García Ortiz. La pregunta clave es por qué Pedro Sánchez hace esa defensa cerrada de su fiscal general. Para contestarla conviene hacerse otra pregunta antes: ¿qué es lo que interesa a Pedro Sánchez? La respuesta a eso es clara, no admite mucha discusión. A Pedro Sánchez le interesa sobre todo y casi de manera única Pedro Sánchez, su propio bienestar. Seamos claros, al presidente le importa un bledo el fiscal, no le preocupa absolutamente nada Álvaro García Ortiz. Por lo tanto, si le defiende como le defiende es porque en realidad al defenderle se está defendiendo a sí mismo.
¿Y por qué se tiene que defender a sí mismo? ¿Está implicado en la filtración que investiga el juez? Pues el auto de ayer nos da muchas pistas. Dice el magistrado que la filtración del correo salió de la Fiscalía General y tuvo como destino La Moncloa, más en concreto Presidencia del Gobierno. Señala directamente la implicación de Presidencia en la filtración, en un delito.
Es más, atando cabos, hay que fijarse en el cambio de teléfono móvil del fiscal general y el borrado de todos los mensajes cuando sabía ya que estaba siendo investigado. ¿Por qué lo hizo? Evidentemente no fue para protegerse él o proteger a sus subordinados puesto que la UCO disponía ya de los mensajes intercambiados con ellos gracias a que sí figuraban en los terminales de esos subordinados. Así que hay que pensar que protegía a alguien de fuera. No quiere que se sepa con quién habló esos días ni qué se dijeron. Pero, claro, si el destino de la filtración fue La Moncloa, Presidencia del Gobierno, es muy fácil pensar que hablara con gente de La Moncloa y de Presidencia del Gobierno. ¿Habló con el propio Sánchez? ¿Con el ministro de Justicia? ¿Con el jefe de Gabinete de Sánchez, Óscar Lopez en aquel momento?
Sánchez, parece cada día más claro, se protege a sí mismo al proteger a su fiscal general. Si no tuviera nada que temer lo lógico, lo más conveniente incluso para la institución, sería presionarle para que dimitiera. Aquí, señores, hay gato encerrado