Libertad individual del profesional en Sanidad

Un médico de familia.
Algo impactante va a suceder en las próximas fechas, cuando se trama entre bambalinas ministeriales el despliegue de fabulosas cortinas de humo que, como una oportuna victoria de la selección española de fútbol o la elección más o menos afortunada de una canción que nos represente en el festival de Eurovisión, nos entretengan a la plebe de esos seguros y próximos sucesos.
La distracción que ha perpetrado el Ministerio de Sanidad se resume en dos conceptos sencillos. Primero, si te formas como especialista en España, estas obligado a trabajar de forma exclusiva en el sistema sanitario público durante al menos cinco años, y a eso le llamaremos respeto a la libertad individual del sujeto. Segundo, si aceptas la responsabilidad de ser jefe de servicio en un hospital del sistema público de salud y, en tu tiempo libre tras la jornada laboral en tu hospital, te dedicas a atender a otros pacientes ejerciendo tu profesión libremente y, porque no decirlo, generas así otros puestos de trabajo y ventajas para tu ciudad y país, estás actuando mal, fatal, tanto como para prohibirlo; pero, ojo, si en ese tiempo libre te dedicas a hacer salto en paracaídas, jugar al paintball o pasar tranquilamente el rato en un casino, eso es mejor, una sabia decisión; esta es nuestra apuesta por la meritocracia.
En el estamento médico, y en realidad en cualquier otro sector de la población actualmente, sabemos que ya nada nos sorprenderá. Estamos inmunizados ante tanto escándalo diario. Es cierto que intuíamos que un profesional que abandona su puesto de trabajo después de años de profesión para ejercer el noble ejercicio del servicio público incluso desde los más altos cargos ministeriales, posiblemente en poco tiempo se convertiría en un servidor de su partido, abandonando la perspectiva del profesional sanitario. Un Ministro de Sanidad médico y no un simple sujeto del partido, celebraban muchos. Un futuro instrumento de un ideario político, sospechaban también.
Olvidemos la teoría, el discurso fácil, la demagogia. Realmente, en qué puede beneficiar a mi servicio asistencial en el hospital y a la población que atiende, que un compañero de trabajo con mayor responsabilidad y obligaciones que el resto, no haga, disculpen la expresión, lo que le dé la gana fuera del hospital y en su tiempo libre. Solo lo que le dejen. Como puenting.
La inmensa mayoría de las nuevas y buenas ideas, o no son tan buenas, o no son tan nuevas. Y por supuesto, esta ocurrencia no es nueva, ni jamás demostró sus bondades. Responde tan solo a un ideario político que pretende coartar, para sorpresa de nadie en este caso, la libertad individual de un profesional de alto nivel. Ocurrencia ya fracasada y denostada judicialmente en muchas comunidades autónomas anteriormente. Pero el ideario es el ideario.
Sin olvidar, por cierto, la aversión que sienten desde la cúspide de la pirámide ideológica y la superioridad moral, a que se diferencien en rangos los simples mortales. No tengo subordinados, decía no hace mucho un jefe (le guste o no, lo sea o no). Incluso eliminaron el término de jefatura en favor del de director de unidad de gestión, siempre en línea de esa doctrina.
Ahora, la máxima responsable nacional de sanidad exige a los médicos internos residentes formados en España, que trabajen solo para la Sanidad Pública durante al menos cinco años, en un intento de huida hacia adelante en el que no se pretende poner freno a la fuga triste (para ellos, los que se van, y para los que nos vemos privados de su saber) de buenos y experimentados profesionales fuera de España, en busca de una alternativa que responda mejor a las expectativas generadas después de mucho tiempo, incluidos al menos doce años de estudio y esfuerzo. El mensaje es claro: si usted, ya con treinta años, creía que le íbamos a dejar trabajar por las tardes en lo que le diese la gana, está tan equivocado como lo estaba su jefe de servicio el día que decidió optar a ese cargo. Perdón, el director de unidad de gestión, no jefe.
No se trata de Medicina. Ni de Sanidad. Es ideario político. No nos sorprenda el día que el mensaje al ingeniero sea algo así como “camarada, al terminar tu máster en gestión tras los estudios en la pública universidad politécnica, solo podrás trabajar en mi búnker bajo mi supervisión directa”. Médico, ingeniero, o lo que sea. El mensaje está claro.
Con la tranquilidad, con algo de pena también, por supuesto, de sospechar que realmente se trata de otra cortina de humo, la expectación ante lo que seguro se viene, y esta cortina pretenderá ocultar, es grande. A quién salpicará esta vez. Temo que nada tendrá que ver con Sanidad.