Estas vacas no se tocan
Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2023 el censo de bovinos en España fue de 6,4 millones de animales. De estos, 2,45 millones fueron ejecutados para obtener de ellos casi 700.000 toneladas de carne

Vacas de Cantabria
Aunque existe una normativa europea de obligado cumplimiento en nuestro país sobre “bienestar animal” (y pongo este término entre comillas, porque este “bienestar” permite, por ejemplo, triturar vivos a pollitos macho y castrar a los cerdos, e incluso amputarles el rabo, sin anestesia), sabemos que faltan inspecciones en las explotaciones ganaderas y no es excepcional que se den por buenas condiciones que dejan mucho que desear. De hecho, cualquiera que haya intentado hacer un reportaje sabe lo complicado, por no decir imposible, que es acceder a documentar lo que ocurre dentro de las granjas, donde a los animales allí explotados, si hay algo que no les hacen precisamente es cantarles nanas para que duerman felices. Porque una clave para la pervivencia de la ganadería es aplicar la máxima del marketing: “lo que no se ve, no existe”.
"Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2023 el censo de bovinos en España fue de 6,4 millones de animales. De estos, 2,45 millones fueron ejecutados para obtener de ellos casi 700.000 toneladas de carne"
No obstante, en determinadas ocasiones, los cuerpos de seguridad hacen un trabajo extraordinario, detectando, informando y actuando de modo contundente en situaciones de maltrato, salvando la vida a muchos animales.
Uno de esos casos es el de cinco vacas que vivían en condiciones deplorables en una explotación ganadera de Cantabria. Los animales estaban caquéxicos, vivían atados de forma permanente entre heces, sin agua corriente y sin apenas ver la luz. Gracias al trabajo del SEPRONA, las vacas fueron decomisadas y llevadas al santuario “La manada cántabra”.
Durante dos años, esta ONG ha asumido los gastos veterinarios, la alimentación y los cuidados y hoy Lola, Lorea, Aulumba, Coni y Renata son unas vacas felices y respetadas, que pastan tranquilas en el prado todos los días mientras el sol acaricia su piel.
Esto, que podría parecer una historia con final feliz, podría acabar siendo uno de los mayores actos de injusticia cometido por las instituciones de nuestro país contra los animales.
La vida de estas cinco vacas está comprometida porque un juzgado ha determinado que Lola, Lorea, Aulumba, Coni y Renata deben volver con su maltratador. Por increíble que parezca (y no hace falta ser veterinario para, viendo las imágenes, saber que esos animales no han recibido los cuidados mínimos necesarios para garantizar su integridad física y por descontado, emocional), un juzgado ha decidido que, en lugar de condenar e inhabilitar para el ejercicio de la profesión, comerciar o tener animales a su maltratador, las vacas, ahora recuperadas, deben volver con él.
Si no fuese por la gravedad del asunto, diríamos que se trata de una broma. Porque cuesta creer que esto pueda estar sucediendo en un país europeo en 2025.
Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2023 el censo de bovinos en España fue de 6,4 millones de animales. De estos, 2,45 millones fueron ejecutados para obtener de ellos casi 700.000 toneladas de carne.
Estos datos abrumadores reflejan que, millones de toros, vacas y terneros son explotados para convertirlos en carne, en algunos casos, como éste, maltratados hasta casi morir de inanición, y de ellos, cada día más de 6.700 van al matadero.
Entre todos estos millones de animales, estas cinco vacas vivieron un milagro. El milagro de ser rescatadas para iniciar una nueva vida en un santuario, donde son respetadas, queridas y cuidadas.
Unos agentes del SEPRONA actuaron de forma diligente ante un caso flagrante de maltrato, unas personas con un corazón enorme accedieron a endeudarse hasta las cejas para cuidar de las vacas, que se han convertido en parte de su familia y ahora, la “justicia” sentencia absolver a quien estuvo a punto de dejarlas morir de inanición e infecciones y que las reciba, sanas y “gordas” para llevarlas directamente al matadero y hacer caja con ellas.
La semana pasada cientos de activistas acudieron a apoyar a La manada cántabra. Este hecho, pacífico, impidió que las vacas fueran arrancadas del que hoy es su hogar al no poder acceder el camión que iba a llevárselas. Y supuso una denuncia para los responsables del santuario.
Otra nueva broma de mal gusto en este mundo al revés en que vivimos, donde quienes maltratan a los animales son respaldados por la justicia y quienes se dejan la piel por cuidarles se juegan la integridad.
Algunos nos estereotipan como el país del maltrato animal.
No es de extrañar en un territorio donde los animales son sometidos a todo tipo de actos de impune crueldad y quienes les cuidan deben asumir la responsabilidad emocional y económica que supone el que las administraciones les den de forma sistemática la espalda.
Esperemos no tener que lamentar ser finalmente portada en los medios internacionales por convertir a psicópatas maltratadores en héroes y en villanos a quienes lo dan todo por salvar a inocentes. Porque estas vacas no están solas. Decenas de miles de personas estamos con ellas y con su familia. Estas vacas no se tocan."