Editorial
Pedro Sánchez y el gasto en Defensa: el peor Gobierno posible para una coyuntura histórica

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez se ha encontrado con un obstáculo imprevisto hace muy poco y prácticamente insalvable para él: el compromiso ineludible de aumentar el gasto en Defensa hasta el 2 o incluso el 3%, según las últimas declaraciones al respecto de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Un problema no ya solo por la cantidad de miles de millones adicionales que hay que gastar sino también y sobre todo porque ninguno de los actores que debería implementarlo cree realmente en ello. Ni el propio PSOE está realmente a favor de la medida. Desde luego no lo están la inmensa mayoría de sus votantes, adoctrinados en el antimilitarismo durante 40 años.
De Sánchez es difícil saber a ciencia cierta si cree en el aumento de gasto. No lo parece si tenemos en cuenta que hace once años, en 2014 afirmó aquello de que “sobra el Ministerio de Defensa”. Probablemente el presidente del Gobierno no cree en nada más allá de en sí mismo. Sus acciones se guían por lo que le conviene en cada momento. Ni más ni menos. Así que si ahora necesita, por su supervivencia política, aumentar el gasto en Defensa, lo defenderá con el mismo fervor que hace años decía lo contrario.
Pero el problema de este Gobierno va mucho más allá de la falta de convicciones morales de Sánchez y sus contradicciones manifiestas. Además de eso, tenemos al otro partido que integra el Consejo de Ministros, Sumar, rotundamente en contra de la medida. Y por si fuera poco los demás socios se oponen también, desde ERC a Junts pasando por Bildu.
En esas circunstancias y teniendo en cuenta la coyuntura histórica que atravesamos, con una amenaza muy clara que se llama Rusia y un nuevo orden mundial con EEUU jugando un papel muy diferente al habitual, se puede afirmar que tenemos el peor Gobierno posible para hacerla frente. Ni tiene consenso interno ni mayoría parlamentaria. Nada. Solo le queda recurrir al PP y pensar en que Feijóo le apruebe gratis el incremento de gasto militar apelando a su sentido de Estado.
La lógica y el sentido común dicen que un presidente del Gobierno con esa debilidad y en minoría absoluta, lo que debería hacer es poner fin a esta legislatura convocando elecciones anticipadas para buscar un nuevo Ejecutivo capaz de hacer frente al momento histórico y terrible que nos está tocando vivir.