Sánchez, ocultación y silencio en el Congreso: se esconde tras la energía nuclear
El apagón, que dejó a millones sin luz, exigía una explicación precisa. Sánchez prometió “transparencia absoluta” y una investigación técnica, pero no aportó datos concretos, plazos ni responsables

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Pedro Sánchez compareció en el Congreso para abordar el apagón eléctrico del 28 de abril y el plan de defensa, pero su intervención fue un ejercicio de evasión. En lugar de aclarar las causas del colapso energético o detallar la estrategia militar, desvió el debate hacia un enfrentamiento estéril entre partidarios y detractores de la energía nuclear. Esta maniobra no solo esquivó las preguntas clave, sino que reforzó la percepción de un presidente que prefiere la cortina de humo a la transparencia.
El apagón, que dejó a millones sin luz, exigía una explicación precisa. Sánchez prometió “transparencia absoluta” y una investigación técnica, pero no aportó datos concretos, plazos ni responsables. En lugar de abordar el fallo sistémico, señaló la energía nuclear como un punto de fricción, polarizando el debate entre quienes la defienden y quienes la rechazan. Este giro no solo distrajo de las causas reales, sino que ignoró la urgencia de soluciones prácticas. Portugal, socio energético, sigue sin respuestas, lo que evidencia la opacidad de la gestión española.
Igual de decepcionante fue su silencio sobre el plan de defensa. En un contexto de amenazas globales, con conflictos como Ucrania y riesgos de ciberataques, España necesita claridad sobre su estrategia militar. Sin embargo, Sánchez evitó detallar presupuestos, plazos o medidas contra amenazas híbridas, dejando a la oposición y a la ciudadanía sin respuestas. Su reticencia a abrir este debate contrasta con la gravedad del momento geopolítico.
La oposición, liderada por Feijóo, acusó a Sánchez de “ocultarse” tras temas divisivos como la nuclear para eludir responsabilidades. Pero el daño trasciende la política: los ciudadanos, que sufrieron el apagón y esperan seguridad, merecen hechos, no cortinas de humo. Sánchez, al desviar la atención y guardar silencio sobre lo esencial, no solo decepciona, sino que erosiona la confianza en su liderazgo. España necesita un presidente que afronte las crisis con claridad, no uno que se refugie en debates estériles para ganar tiempo.