| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Trastorno delirante o paranoia

La diferencia entre un delirio y una creencia falsa o equivocada es que la persona sigue creyendo en el delirio a pesar de que todas las pruebas lo contradigan claramente

| José Carlos Fuertes Opinión

El trastorno delirante suele comenzar en personas de mediana edad y también en edades avanzadas, y es menos común que la otra gran psicosis: esquizofrenia. Se distingue de esta por la presencia de delirios sistematizados sin ninguno de los otros síntomas (por ejemplo, alucinaciones, habla desorganizada o comportamiento desorganizado). La prevalencia del trastorno delirante es del 0,2%, y el subtipo más frecuente es la persecución.

Los delirios pueden afectar a situaciones que podrían ocurrir en la vida real, como ser perseguido, envenenado, infectado o amado en secreto. O pueden comportar situaciones cuya ocurrencia es muy poco probable, como que a la persona le extirpen órganos internos sin dejar cicatriz.

Tipos de paranoia

La diferencia entre un delirio y una creencia falsa o equivocada es que la persona sigue creyendo en el delirio a pesar de que todas las pruebas lo contradigan claramente. Hay varios tipos de trastornos delirantes.

Erotomaníaco: la persona afectada cree que otra persona está enamorada de ella. Estas personas a menudo intentan contactar con la persona objeto de la idea delirante a través de llamadas telefónicas, cartas o mensajes digitales. Algunos realizan vigilancias y es frecuente el acoso. Las conductas derivadas de la idea delirante pueden ir contra la ley.

Delirio de grandeza: las personas que padecen este tipo de delirio están convencidas de tener un talento extraordinario o de haber realizado algún descubrimiento importante.

Celos: las personas enfermas de celos están convencidas de que su cónyuge o su pareja les es infiel. Esta creencia se basa en inferencias erróneas que se apoyan en indicios poco fiables y mínimos. En estos casos hay riesgo de agresión física.

Persecutorio: es el más frecuente y las personas que lo padecen creen que están siendo objeto de una conspiración, que son espiadas, calumniadas o acosadas. Pueden presentar demandas o denuncias a la policía o juzgados. Es raro que lleguen a la violencia como forma de represalia ante la persecución imaginada.

Somático: los enfermos tienen pensamientos distorsionados que hacen referencia a funciones corporales, o la existencia imaginada de una deformidad física o de un dolor. La idea delirante también puede tomar la forma de una enfermedad imaginaria, como tener parásitos.

Primeros síntomas de la paranoia

El trastorno delirante puede desarrollarse más fácilmente en aquellas personas que tienen un trastorno de la personalidad paranoide previo. Cuando se inicia en los comienzos de la edad adulta, las personas con trastorno de la personalidad paranoide presentan una absoluta desconfianza y suspicacia hacia los demás y sus motivaciones. Los primeros síntomas de un trastorno delirante pueden incluir sentirse explotad, estar preocupado por la fidelidad o la lealtad de los amigos, interpretar significados amenazantes en observaciones o acontecimientos benignos, guardar rencor durante mucho tiempo y responder rápidamente a lo que se interpreta como un desaire.

El comportamiento no resulta extraño o anormal de una manera clara. Las personas con trastorno delirante tienden a funcionar relativamente bien, excepto cuando sus delirios específicos causan problemas. Por ejemplo, pueden tener problemas en la relación matrimonial si se encuentran falsamente convencidos de que su pareja les está siendo infiel.

El trastorno delirante suele ser causa de una discapacidad severa y ya que es habitual que la persona se vea cada vez más intensamente implicada en su propio delirio.

El tratamiento es muy difícil debido a que algunas personas creen firmemente su delirio y se niegan a buscar ayuda. Una vez que se establece una relación, los médicos pueden alentar a las personas que son resistentes a ser tratadas para participar en el tratamiento. Se puede requerir hospitalización si el médico estima que la persona es peligrosa. Se utilizan por lo general fármacos antipsicóticos, eficaces en la reducción de los síntomas.