EL BISTURí
Combinación funcional y estética en cirugía de nariz
Se trata sin duda de una de las intervenciones en cirugía plástica, estética y reparadora, en otorrinolaringología y en cirugía maxilofacial, más cuidadosas y variadas.

Cirugía de nariz (imagen de archivo)
Muchas son las estructuras que condicionan en paso del aire por la nariz. El septo o tabique es una estructura que separa ambas fosas nasales y está formada en su interior por hueso y cartílago, recubierta toda ella por mucosa. Las desviaciones del septo pueden producir dificultades ventilatorias, al condicionar el paso del aire por las fosas nasales e influir en unas estructuras presentes en cada fosa, los cornetes nasales, que se hipertrofian o se atrofian en función de la cantidad de aire que pase por cada fosa, limitando la adecuada ventilación.
Además del septo, cuya proyección anterior termina junto la columela, la estructura que separa ambos orificios nasales, otras estructuras condicionan el paso del aire por la nariz, son las conocidas como válvulas. La válvula externa hace referencia a la disposición de esos orificios nasales, que pueden estar más o menos colapsados por la anatomía de sus cartílagos.
La válvula interna re refiere a una angulación presente de forma interna a la altura del tercio medio de la nariz, se forma entre el septo nasal y unos cartílagos, los laterales, ubicados justo por debajo de los huesos nasales en sentido hacia la punta; si este ángulo es demasiado cerrado, interfiere en ese paso de aire al presentar la fosa nasa un espacio demasiado angosto. Por último, las propias desviaciones de los huesos nasales pueden producir estrechamientos en el interior de las fosas.
El paciente no sabe exactamente el porqué de su mala ventilación, pero hay muchas características externas que así lo indican: desde una desviación de la nariz, incluyendo o no el septo, hasta un colapso valvular externo
El correcto balance entre estas estructuras (septo, cornete, válvula externa, válvula interna y hueso nasal) condicionan en definitiva ese paso de aire, y su mala relación son motivo de consulta frecuente. Por supuesto el paciente no sabe exactamente el porqué de su mala ventilación, pero hay muchas características externas que así lo indican: desde una desviación de la nariz, incluyendo o no el septo, hasta un colapso valvular externo, son características objetivables en una simple inspección, que orientan fácilmente al diagnóstico del problema.
Estas intervenciones orientadas a tratar la laterorrinia, la desviación septal, la hipertrofia de cornetes o los colapsos valvulares, son las que se realizan dentro del ámbito de la rinoseptoplastia funcional. Podría independizarse del aspecto estético, de la mera rinoplastia estética, pero nunca al revés. Es decir, siempre que se realice una cirugía nasal con una finalidad cosmética, debe cuidarse la integridad y normoposición de esas estructuras funcionales, para no interferir negativamente en ellas y produzcan problemas de función.
Aspectos cosméticos más habituales
Respecto esos aspectos cosméticos, son tres los más habituales tratados de forma característica en los pacientes: no me gusta la punta de mi nariz (globulosa, caída, estrecha), no me gusta el dorso de mi nariz (ya sea porque está desviado, o bien porque presenta un aspecto de joroba o giba) o es de un tamaño desproporcionado para el resto de mis facciones. Así, es posible ascender, estrechar o ensanchar la punta de la nariz, eliminar columelas protruyentes y puntas caídas, rectificar las desviaciones de la nariz, suavizar la giba del dorso nasal tan característica, y por supuesto, disminuir en conjunto el tamaño de la nariz.
Cuando se tratan tantos los aspectos cosméticos como los funcionales de la pirámide nasal es muy habitual tener que realizar fracturas en los huesos de la nariz, conocidas como osteotomías. Para ello se emplean pequeños escoplos y martillos o bien un terminal piezoeléctrico para romper esos huesos empleando ultrasonidos (conocida por ello como rinoplastia ultrasónica).
Son las múltiples incisiones y fracturas a realizar, únicamente por dentro de la nariz (abordaje cerrado) o ayudados por incisiones en la columela (abordaje abierto), los que condicionan la inflamación postoperatoria y las equimosis o hematomas en la mayoría de los casos. Puede presentarse menos edema en función del paciente o la técnica empleada, pero una rinoplastia o una rinoseptoplastia, va a presentar en mayor o menor medida inflamación durante varias semanas, y el resultado definitivo y estable se alcanzará meses después de la intervención.
Es posible ascender, estrechar o ensanchar la punta de la nariz, eliminar columelas protruyentes y puntas caídas, rectificar las desviaciones de la nariz, suavizar la giba del dorso nasal tan característica, y por supuesto, disminuir en conjunto el tamaño de la nariz.
Se trata sin duda de una de las intervenciones en cirugía plástica, estética y reparadora, en otorrinolaringología y en cirugía maxilofacial, más cuidadosas y variadas, donde pueden ser habituales la necesidad de reintervenciones en un segundo o hasta en un tercer tiempo quirúrgico. La elección del profesional es, como en toda cirugía, fundamental.