Puig recibe a Grisolía en plena marejada en el Consell Valencià de Cultura

La agenda oficial de Ximo Puig comienza 2022 recibiendo, al Ángelus, la Memoria del Consell Valencià de Cultura de manos del presidente Santiago Grisolía en vísperas de su nonagésimo noveno aniversario. No incluirá los últimos controvertidos acontecimientos porque se trata de la Memoria de 2020 que la Institución consultiva aprobó, como es habitual, el pasado mes de mayo e incluye una síntesis de los Informes, dictámenes y declaraciones elaborados por las diferentes Comisiones permanentes en las que, desde su creación por Lerma y Císcar en 1985, trabaja el conjunto de 19 vocales que acompañan al tandem Presidente/Secretario que durante las dos últimas décadas componen Grisolía y Jesús Huguet (con independencia de quién gobierne  la Generalitat).

Entre los Informes destacan los preceptivos -aunque no vinculantes- que elabora la Comisión de Legado Histórico que preside el arquitecto, antiguo número dos de Carmen  Alborch en el Ayuntamiento, Vicente González Móstoles, recientemente renovado en su nombramiento al igual que las consejeras también socialistas, Ana Noguera y Amparo  Carbonell. El relacionado con el derribo de parte de las edificaciones proyectadas por Moreno Barberá para Facultad de Agrónomos junto al Hospital Clínico, que el CVC blanqueó pese a la oposición de algunos de sus vocales que así lo manifestaron en voto particular contrario, cobró en su día cierta popularidad por considerarlo hecho “a la medida” de Puig y su Conselleria de Sanidad. También los relacionados con la fachada del cine Capitol y el “urbanismo táctico” de la Plaza del Ayuntamiento fueron resultado de una delicada labor de Móstoles nadando a favor de la coalición municipal de gobierno y guardando la ropa de la protección patrimonial.

No en balde su nombre empieza a sonar también en posibles renovaciones de mayor calado que la crítica situación desatada con el reciente nombramiento de la vicepresidencia a favor de Dolors Pedrós (Compromís) orillando el pacto no escrito de que el segundo escalón del CVC fuera ocupado a propuesta del PP, ha puesto sobre la mesa.

Amenazas y reproches entre los miembros del Consell Valencià de Cultura

Aunque entre los medios intelectuales valencianos el Consell Valencià de Cultura ha ido paulatinamente perdiendo peso desde que sus integrantes han reducido ostensiblemente su perfil cultural para dar mayor importancia al político, sigue siendo una herramienta útil para el Palau de la Generalitat. Entre los documentos más relevantes para su actual inquilino se cuenta el Informe elaborado por una comisión “ad hoc” que presidió el periodista alicantino Gerardo Muñoz, acerca de la Vega Baja del Segura como respuesta a la Dana que asoló tierras, comercios y casas. 

Tanto este consejero como la galerista Begoña Martínez, también alicantina y propuesta también por Ciudadanos, se han alineado permanentemente con los representantes de la izquierda valenciana en esta Institución. Quienes lo han premiado con su reciente incorporación a la Comisión de Gobierno, en sustitución de Joaquín Santo, conocido historiador que llegó a dirigir el Instituto Joan Gil Albert en tiempos de gobierno popular.

Es previsible que la flamante vicepresidenta de Compromís, elegida sin consenso en último pleno de 2021, acompañe a los ya sempiternos Presidente y Secretario en el acto oficial de hoy, aunque no es habitual que Mónica Oltra se sume a este protocolo.

Lo cierto es que andan muy revueltos los tiempos en el CVC, que ha empezado 2022 con anuncio de quejas y recursos por parte de los seis vocales propuestos por los populares, a cuyo grupo se acaba de incorporar Marta Alonso, quien ostentara la Dirección General de Cultura de María José Catalá. Las espadas están en alto en la alta institución estatutaria y consultiva.