| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez ha hecho su primera escala autonómica en la Comunidad Valenciana, con Puig como anfitrión, para presentar el plan europeo de reconstrucción
Pedro Sánchez ha hecho su primera escala autonómica en la Comunidad Valenciana, con Puig como anfitrión, para presentar el plan europeo de reconstrucción

El "gesto simbólico" de Pedro Sánchez que apuntala el liderazgo de Ximo Puig

El presidente del Gobierno escoge la Comunidad Valenciana como primera etapa de la presentación del plan de reconstrucción europeo. Sánchez zanja heridas y comparte con Puig varios objetivos

| H.G Edición Valencia

Atrás queda aquella deprimente semana de mayo en la que el president de la Generalitat, Ximo Puig, recorría medios de comunicación de difusión nacional lamentando que una decisión "política" hubiera impedido avanzar de fase en la por entonces ansiada búsqueda de la nueva normalidad. El tiempo le dio la razón, ya que demostró que no había comité de expertos y dictaba sentencia el equipo del ministro de Sanidad, Salvador Illa. Por tanto, fue una decisión de políticos.

 

Y mucho más atrás en el tiempo, hace ya de ello prácticamente justo un año, aparece en la distancia un mitin en Castellón compartido por Puig y el entonces candidato -y presidente en funciones- Pedro Sánchez, en el que este último afirmaba: "que lo escuchen alto y claro: si gobierna el PSOE aprobaremos un nuevo sistema de financiación autonómica que beneficiará a la Comunidad Valenciana". Lo hacía tras la insistencia de un mandato entero del president de la Generalitat.

Ahora, pandemia mediante, la situación ha cambiado radicalmente y las reivindicaciones e incluso críticas se han metamorfoseado en elogios mutuos. "Nuestro reconocimiento, presidente", le ha espetado Puig en la presentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, para el que Sánchez ha escogido, como primera etapa, Valencia.

Esa decisión del equipo del presidente del Gobierno esconde un gran "gesto simbólico", como no ha dudado en calificar Puig después de que ambos mandatarios y un numeroso grupo de altos cargos escucharan, en un espacio cerrado y emblemático de la capital autonómica como es el Museo Príncipe Felipe, el himno de la Unión Europea.

Y el máximo responsable de la Generalitat y del socialismo valenciano no ha ocultado su gratitud por ese gesto. "Te recibimos con el afecto de siempre", le ha dedicado a Sánchez, cerrando de esa manera cualquier recuerdo de posibles desencuentros pasados, para alabar la "visión política" del presidente y, acto seguido, atribuir su visita a "un reconocimiento a la actitud, coraje y esfuerzo de la sociedad valenciana".

"Te recibimos con el afecto de siempre", ha dedicado Puig a Sánchez, cerrando de esa manera cualquier recuerdo de posibles desencuentros pasados, para alabar la "visión política"

En este caso, en referencia a la pandemia y a la coyuntura valenciana, mejor que la de otras comunidades. Y aquí Puig no ha dudado en aludir sin citar a la de Madrid, gobernada por Isabel Díaz-Ayuso, del PP, una muletilla ya clásica en todas sus intervenciones para situarla como antagonista. "Más allá de himnos y banderas, es la hora del patriotismo cívico, el patriotismo valenciano que nos hermana: una sociedad adulta que asume su responsabilidad. España puede y la Comunitat también podrá", ha cerrado el molt honorable president su intervención.

Y Pedro Sánchez ha correspondido a los elogios mostrando su "gratitud al conjunto de instituciones de la Comunidad Valenciana". Lo ha hecho como introducción de un extenso discurso en el que ha demostrado que se halla en plena forma oratoria, al mismo nivel de locuacidad que en sus intervenciones televisivas durante el confinamiento, y que se ha empapado muy bien de la Comunidad Valenciana.

Ha citado, por su denominación completa, empresas autóctonas de energía renovable, organismos públicos, sociedades de videojuegos, una cooperativa de alimentación... todo ello sin una mínima duda y salpimentándolo en una intervención que ha tenido un 25% de mensaje esperanzador, con el colofón de llegar afirmar que en mayo ya estarían las deseadas vacunas (contra el covid-19) y se podría encarar una (ya sin el calificativo nueva) normalidad.

Otro 25% ha sido de apelación a la resistencia, al más puro estilo de sus apariciones semanales televisadas de las semanas más negras de la pasada primavera. En ese apartado, como frases destacadas ha pedido "sobreponerse a la fatiga de la pandemia" e incluso ha adelantado que "vamos a volver a doblegar la curva, como en la primera ola". Y volviendo al lenguaje atiborrado de símiles bélicos. Se trata, en la práctica, de aguantar, como los esquimales cuando se sumergen en el crudo invierno de noches eternas con la esperanza de que llegue lo antes posible la claridad del segundo trimestre del siguiente año.

La apelación al voto de Baldoví

Y el restante 50% ha estado plagado de cifras, en parte relacionadas con el fondo del acto de hoy, es decir, con el dinero que llegará de los fondos de la Unión Europea y todo lo que reportará su inversión, y, por otro lado, con la gestión del gobierno en estos meses dramáticos. En este sentido se ha prodigado en el PIB, los ERTEs, el desempleo, para defender los Presupuestos Generales del Estado "progresistas" a los que no hay "alternativa". Una indirecta a Compromís y al voto del diputado Joan Baldoví.

Con un aplauso final de los asistentes, muchos de ellos de su propio partido, como epílogo, Pedro Sánchez ha cerrado un acto en el que ha corroborado su acercamiento a Puig. O el de este último a Sánchez. Ambos comparten militancia en el mismo partido, pero también el objetivo de fortalecer la marca socialista para que, más pronto que tarde, vaya engullendo a socios de gobierno que para el presidente estatal pueden ser incómodos, pero que al autonómico, ya con cinco años de convivencia y con una dura pandemia compartida, le llegan en ocasiones a resultar algo peor.