CARIBE A MEDIDA
Viajar a República Dominicana: del ritmo de Bávaro al paraíso natural de Miches
Así fue nuestra ruta por República Dominicana, combinando dos zonas muy distintas —Bávaro y Miches— en un viaje que mezcla fiesta, naturaleza, aventuras y momentos únicos. Porque el Caribe, si se vive bien, deja huella. Organizamos todo con Soltour y acertamos de pleno: comodidad, confianza y cero preocupaciones desde el primer minuto.

Isla Saona: arena blanca, agua turquesa y esa certeza de que el paraíso está en República Dominicana
Tras compartir recientemente cómo organicé mi escapada a República Dominicana —una ruta entre la animada Bávaro y la naturaleza aún virgen de Miches—, es momento de contar cómo fue la experiencia.
Te detallo las excursiones que realizamos en cada zona, cómo fueron los hoteles en los que nos alojamos y algunos consejos prácticos que pueden ayudarte a planificar un viaje similar. Porque si algo ofrece este país, además de playas espectaculares, son vivencias que convierten cada día en una experiencia inolvidable.

Desde Bávaro, aventura, relax y sabor: snorkel, tirolinas, buggies y parrillada de langostas en el mar
Bávaro: excursiones y planes para todos los gustos
Empezamos con una Boat Party (fiesta en barco) con bañito en el arrecife del Cortesito, navegación frente a la costa y parada en la famosa Piscina Natural de Bávaro. Música, buen ambiente, brindis a bordo y hasta parrillada de langosta: un plan para repetir.
Otra joya fue la excursión a Isla Saona y Blue Lagoon, una de las más clásicas del país por sus aguas transparentes y sus playas casi intactas.
También visitamos Domitai Park, un parque natural con circuitos de tirolinas, paseos a caballo, cuevas y un circuito de buggies muy divertido. En el parque también hay un cenote artificial con DJ, aunque te aconsejo buscar también algún momento para disfrutarlo con calma.
Y si te gusta la fiesta, no puedes perderte Coco Bongo. Una vez que lo vives, entiendes que nada se le parece. Cada minuto te sorprende con algo nuevo.

Hotel Bahía Príncipe Bávaro: piscinas, confort y buen gusto
Bahía Príncipe: el acierto seguro en Bávaro
Además del restaurante buffet, cada noche cenamos en un restaurante diferente. Uno de los más originales fue Yurta, de cocina mongola: eliges los ingredientes y te preparan el plato delante, con fuego y espadas al estilo de los guerreros mongoles.
En Caicu Rodizio disfrutamos de carnes trinchadas al momento, mientras que en Casa Bella probamos una cocina italiana deliciosa. En Limbo, antes de la cena participamos en un taller de mixología en una barra circular, donde nos hablaron de los grandes rones del país (Barceló y Brugal) y nos enseñaron a preparar un cóctel con cada uno.
El espectáculo Show Matum es otro imprescindible: al aire libre, entre palmeras y con la playa de fondo, recuerda al Circo del Sol. Y para rematar la jornada, el Blue Bar Las Olas es perfecto para una copa tranquila con vistas.

En Miches, tirolinas y columpios con vistas dan paso a atardeceres que invitan al silencio
Miches: naturaleza virgen y excursiones con alma
Antes de llegar al hotel hicimos una parada en Montaña Redonda, desde donde nos lanzamos por tres tirolinas, una de ellas montados en bicicleta, en pareja. Y sí, cayó la típica foto en uno de los columpios con vistas espectaculares.
Ya en Miches, contratamos una excursión en catamarán que nos llevó a varias piscinas naturales, de agua cristalina hasta la cintura, donde encontramos estrellas de mar, peces tropicales e incluso un par de rayas. Nada como una puesta de sol en Miches: el cielo se enciende en tonos cálidos, el mar se vuelve espejo, y todo parece detenerse por un instante.
Es un destino emergente que conserva una sensación de autenticidad que se agradece. No hay grandes aglomeraciones ni hileras de hamacas. Solo mar, naturaleza y una serenidad envolvente.

Hotel Viva Miches: deportes náuticos, playas solitarias y tiempo para desconectar sin mirar el reloj
VIVA Miches: lujo relajado frente al mar
Las actividades incluidas son un punto fuerte: yoga en la playa, paddle surf, kayak, snorkel, catamarán y muchas otras. Además del buffet, hay varios restaurantes a la carta de gran calidad. Nosotros probamos dos: Latin Fusion y Atlantis, especializado en mariscos. Ambos nos sorprendieron por su calidad y sabor.
La arena de la playa separa la vegetación selvática del mar, y puedes dar paseos infinitos sin prácticamente encontrarte a nadie. El ambiente es mucho más despreocupado que en otras zonas del país. Miches es el lugar perfecto para quienes buscamos un Caribe más tranquilo, pero sin renunciar a comodidades de primer nivel.

La maleta importa: lleva lo justo, prepárate para el barro y no subestimes ni al sol ni a los mosquitos.
Consejos que valen oro
Lleva una bolsa estanca para proteger la ropa o los documentos importantes: muchos planes se hacen en barco o catamarán, y es fácil que algo acabe mojado. Para el móvil, una funda impermeable también es clave.
Si vas a hacer buggies, tirolinas o deportes acuáticos, una GoPro o similar es un acierto: las vistas y los momentos lo merecen. Para la actividad de buggies, lleva ropa y calzado cómodos y que no te importe manchar. Puede haber mucho polvo, o barro si ha llovido. Te suelen dar un pañuelo para cubrirte la boca, pero yo llevé el mío y agradecí la diferencia.
Si estás pensando en organizar un viaje parecido, te recomiendo hacer como yo: recurrí a mi agencia de confianza y, junto con Soltour, diseñaron un itinerario totalmente a medida. Confiamos en ellos para la organización completa del viaje —vuelos, traslados, hoteles, seguros, excursiones— y eso nos permitió centrarnos solo en disfrutar. Aunque en destino también hay margen para improvisar, lo mejor es dejar todo atado antes de salir. Tener cada detalle cerrado antes de cruzar el océano se agradece mucho más de lo que imaginas.
Aunque factures equipaje, conviene llevar lo imprescindible en una mochila o trolley de cabina, para evitar el trastorno en caso de retraso o pérdida de la maleta. Por último, no olvides dos básicos que marcan la diferencia: antimosquitos (especialmente útil al amanecer y al atardecer) y una crema solar de alta protección. El primero es tu aliado contra los mosquitos caribeños; el segundo, contra un sol que no perdona.
Volvería mañana mismo. A veces no se trata de ir lejos, sino de ir bien. Y con este viaje, lo tuvimos todo: fiesta, deporte, selva, playas y tiempo para desconectar. Porque el Caribe también es eso: dejarte abrazar sin prisas. Y si eso no lo resume todo, poco más puedo añadir.