| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez lleva mal camino con su campaña.
Sánchez lleva mal camino con su campaña.

Mal rollo y hachas afiladas: a Sánchez le pasa factura su campaña

El candidato socialista está en descomposición. En el PSOE no recuerdan una campaña tan mal llevada como la de Sánchez. Y algunos preparan medidas para el día después.

| Charo Zarzalejos España

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se preparan para el cara a cara del próximo lunes. Para ambos puede ser la última oportunidad cara al 20D. El debate visualizará un bipartidismo que, en ningún caso, va a ser lo que era y que tanto Rajoy como Sánchez, hasta hace no mucho tiempo, han tratado de poner a salvo de los llamados “emergentes”. Los esfuerzos han sido—así lo indican las encuestas—vanos. Las que se conocerán en las próximas horas van a confirmar lo baldío del esfuerzo.

En Ferraz, sede central del PSOE, se vive en un estado de permanente noqueo. La encuesta del CIS y otros datos que manejan los socialistas, así como el debate a cuatro celebrado a iniciativa de Atresmedia han descabalado al equipo más próximo a Sánchez. La unanimidad en considerar al líder socialista como claro perdedor del mismo ha trasladado a la opinión pública la percepción de “derrotado” y en la sala de máquinas de Ferraz ya no saben como atajar esa impresión. “Luchar contra un estado de animo colectivo es como tratar de esposar a un fantasma”, reconocen en la sede socialista.

 El noqueo de Ferraz es directamente proporcional a la prudencia que se ha instalado en Génova. Temen que el hecho de que nadie dude del triunfo de Rajoy pueda conllevar una cierta desmovilización “y aquí todo el mundo debe tener claro que es necesario hasta el ultimo voto. Nuestros datos son buenos—reconocen—pero los tenemos que mejorar. Ya se ha demostrado en España que no basta con ganar. Hay que hacer imposible una mayoría que no pase por nosotros”.

 En los inicios de campaña, todas las formaciones políticas tenían encima de la mesa dos hipotéticos escenarios que podrían trastocar seriamente la marcha normal de la campaña: un acuerdo en Cataluña y un eventual atentado. A día de hoy no se han producido ninguno de estos hechos y, sin embargo, la campaña, en cuestión de una semana, se ha convertido en un autentico laberinto auspiciado, sobre todo, por las propias encuestas y la que se considera “influencia decisiva” de las televisiones que han servido, más allá de lo esperable, para el relanzamiento de Rivera e Iglesias, especialmente bregados en el manejo de los platós.

 Considerado “hecho cierto” que la noche del 20D va a dejar una panorama bien distinto al actual, el tiempo que queda de campaña va a ser utilizado por los dos grandes partidos para “minimizar daños”. A estas alturas, los socialistas pugnan por la medalla de plata. Tienen la convicción de que “no seremos los cuartos, eso seguro”, y a lo que aspiran es que la distancia con el PP sea una distancia “asumible” y que permita “un discurso digno de Pedro Sánchez”. Lo que ocurra en Madrid será un dato esencial para el futuro del actual secretario general.

“Sería imposible de digerir—afirma un destacado barón en el poder—que la candidatura encabezada por el candidato a Moncloa quedara en tercer lugar”. Los críticos a Sánchez auguran que “si queda el tercero se puede dar con un canto en los dientes. Esto va a ser un desastre”, indican desde algunas agrupaciones en donde creen que la gestión que Sánchez ha llevado a cabo en Madrid “ha sido un suicidio”. En más de una agrupación y ya antes de la campaña, las bajas de militancia han sido significativas. En Chamartín, por ejemplo, alrededor de una treintena de militantes se habrían dado de baja.

Por otro lado, el PSOE se ha dado cuenta de que el poder territorial alcanzado gracias a pactos con otras fuerzas tras las municipales y autonómicas no les está siendo especialmente rentable. El PP se ha volcado en las plazas “arrebatadas por los pactos ideados por Sanchez” y si el partido hoy en el Gobierno resultara ser primera fuerza se confirmaría que, efectivamente, los pactos no ha fortalecido al PSOE. Valencia puede ser un buen banco de pruebas.

 La tregua interna se mantiene y se va a mantener hasta el 20D y es posible que algún día más, pero los plazos para tomar decisiones “muy determinantes no se podrán hacer esperar”. Día de hoy, los más fieles a Sánchez afirman que “pase lo que pase, Pedro seguirá siendo secretario general”. Fuera del círculo más próximo nadie se atreve a verbalizar semejante afirmación aún cuando todos reconocen que “se ha generado un ambiente muy injusto hacia Pedro Sánchez”.

Mariano Rajoy está más cómodo. Su posición de partida le anima a ello aunque saben que esa comodidad dejara de ser tal la misma noche del 20D, cuando los resultados hagan inevitable una política de acuerdos a la que quieren llegar con “una fortaleza indiscutible para que se sepa de antemano que no nos va a valer cualquier acuerdo”. La figura de Rajoy se presenta como “innegociable” y desde Génova se desliza la idea de que “en función de los resultados el pacto a lo mejor no tiene que pasar necesariamente por Ciudadanos que ya han dicho que no van a apoyar ni a Rajoy ni a Sánchez. Van de sobrados y Rivera está acelerado… vamos a ver que dicen las urnas”.

Lo más inmediato, es el cara a cara entre los representantes del bipartidismo tradicional. “Tu, vete tranquilo, Pedro” aconsejan en Ferraz. “Si ataca, si se pone estupendo, a por él”, le susurran a Rajoy. Iglesias y Rivera—paradojas de la política- ven en este debate, en el que no están, su última oportunidad para el asalto definitivo a los dos grandes partidos que ya son menos grandes.