Casado rechaza la mano de Soraya y confía en los votos de Cospedal para ganar

La política es irónica. Tanto que hasta una militancia que se suponía obediente como la del PP se rebela contra el aparato. Tanto que es muy probable que la animadversión entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal acabe siendo la perdición de la exvicepresidenta, a pesar de haber ganado en la primera vuelta.

La estrechez de su victoria -2,65 puntos- convierte en Pablo Casado en favorito para imponerse en la segunda y definitiva vuelta, en la que tendrán voz los compromisarios. Puesto que suyos serán buena parte de los apoyos de Cospedal. Porque con los años la guerra entre las dos mujeres del marianismo se ha infiltrado en cada poro de la militancia popular, se ha trasladado a todos los militantes. 

De ahí que el exvicesecretario de Comunicación compareciera este jueves en Génova 13 como el gran triunfador de la noche (fue en cabeza buena parte del recuento), rechazando de plano concurrir al Congreso de los días 20 y 21 de julio en una candidatura única, apelando a lo ajustado del resultado. "Iré hasta el final", prometió.

Y de ahí que ya desde este jueves Casado empezara a hacer guiños al cospedalismo, una candidatura "con muchos apoyos con los que yo me siento muy identificado". 

Sabe también Sáenz de Santamaría que, a priori, tiene las de perder en la segunda vuelta si en estas dos semanas no logra convencer a su oponente para alcanzar un acuerdo. "Nuestros militantes quieren y merecen un esfuerzo de integración y unidad y que Pablo y yo se lo ofrezcamos juntos", señaló en la sede nacional del partido.

Lo malo para la ganadora es que no tiene nada que ofrecer a Casado que pueda convencer a éste. Ni la Secretaría General ni nada. Él solo aspira a la Presidencia. Y Cospedal, la gran derrotada de la noche, puede acabar siendo clave para que la consiga. 

"Yo no aspiro a ninguna responsabilidad ni cargo en el PP", afirmó la exsecretaria general al término de la noche, abriendo la puerta a su retirada. La política es irónica. Sáenz de Santamaría le ha ganado esta batalla a Cospedal, pero Cospedal puede acabar ganándole la guerra antes de su adiós si al final decanta la balanza en favor de Casado.