| 08 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Iztac: disfruta de la alta gastronomía mexicana sin salir de Madrid

El restaurante nos traslada a los sabores más auténticos y sorprendentes del país azteca

| Laura Méndez Gastronomía

Playas repletas de color, lugares históricos, playas vírgenes y una sabrosa gastronomía definen a uno de los países con mayor historia, México. Más de 2.000 kilómetros de extensión ahora más cerca gracias a Iztac, un templo gastronómico que atesora la apabullante y fascinante esencia de México.

La propuesta, diseñada por el chef mexicano Nacho Oropeza, transporta al comensal a los sabores más auténticos de esta gastronomía usando los ingredientes que esta cocina ofrece y que hacen de cada bocado algo sorprendente.

Una celebración de los sentidos en la que no falta la explosión en el sabor y color de los platos. La carta recorre desde el noroeste en Baja California hasta el suroeste en Quintana Roo. Un total de 32 estados plasmados en cada una de las creaciones presentes en ella sintetizan las diferentes opciones culinarias dentro del país.

Por supuesto, en ella, también existe espacio para las bebidas. Una propuesta de coctelería en la que no pueden faltar las micheladas, una buena lista de mezcales y uno de los grandes clásicos de la cultura mejicana, las margaritas.

Un local lleno de luz

El interiorismo, firmado por el estudio de arquitectura Free Hand, es una extensión más de la tradición que profesa su carta. Un lugar lleno de luz en el que sentirte como en casa donde se une la elegancia minimalista con materiales como la madera que aporta sensación de calidez.

Un gran reto que supuso transformar totalmente el antiguo local, a partir de una novedosa propuesta que ha dado lugar a un espacio único, con una impactante zona de bar con un exclusivo diseño de FREEHAND Arquitectura, donde las botellas de la reconocidísima cerveza mexicana Corona juegan un papel protagonista que anticipa a los visitantes la experiencia en la que están a punto de sumergirse.

La zona de cocina está abierta a la sala y destila un estilo vanguardista que se completa con un toque mexicano contemporáneo muy chic. El resultado es un espacio lleno de luz en el que sentirse como en casa.

Destaca la elegancia de un entorno en tonos neutros salpicado con pinceladas de color, que permite disfrutar del ambiente en cualquier momento del día, pasando de un entorno más relajado a otro más festivo, para aquellos que deseen prolongar su experiencia y disfrutar de la exquisita propuesta de coctelería que nos ofrece esta nueva y prometedora apuesta por la comida azteca.

Los lienzos realizados por el artista Gabriel Moreno se integran perfectamente en el diseño del restaurante y narran la maravillosa leyenda del Popo y el Iztac los dos grandes volcanes que se admiran desde la Ciudad de México.

Un nombre con historia

El espacio recibe su nombre de la leyenda de los amantes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Una historia de amor ambientada en el esplendor del Imperio Azteca que relata la tragedia de estos dos enamorados. Dominado el valle de México por los aztecas, numerosos pueblos vecinos, cansados de pagar el tributo obligatorio, deciden luchar por la libertad del pueblo. Uno de ellos, el cacique de los tlaxcaltecas, padre de la joven y bella protagonista, Iztaccíhuatl, depositó su confianza en el joven guerrero prometido de su hija, Popocatépetl, para liderar su pueblo.

Popocatépetl parte a la batalla con la promesa de tomar la mano de Iztaccíhuatl si regresaba victorioso de la batalla. Al poco tiempo, un rival del joven, celoso del amor que ambos se profesan, confiesa a Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate.

Abatida por la tristeza y sin saber que era mentira, Iztaccíhuatl muere. Un hecho que Popocatépetl desconoce hasta su regreso. Entristecido por la noticia, decide honrar su amor y manda construir una gran tumba ante el sol amontonando diez cerros formando una montaña.

En brazos carga el cuerpo de su enamorada hasta la cima. Una vez allí, el joven lo recostó sobre el suelo y le dio un beso póstumo. Con una antorcha en la mano se arrodilla junto a su amada para velar por su sueño eterno. Desde entonces permanecen juntos uno frente al otro.

Con el paso del tiempo y con la nieve cubriendo sus cuerpos, los jóvenes se convierten en dos grandes volcanes que seguirán así hasta el fin del mundo. La leyenda añade que cada vez que Popocatépetl se acuerda de Iztaccíhuatl el volcán arroja cenizas en un símil a la pasión eterna de su antorcha echando humo.