Mujer florero

Escucho en muchas ocasiones voces profesionales y doctas en materia de inteligencia emocional, lo cargaditas que vamos las mujeres de esta virtud, que nos lleva a ser más eficaces en el desarrollo de las relaciones humanas, y por tanto la gran capacidad de liderar y llevar equipos, organizaciones y grupos; en definitiva, de conseguir objetivos, que siempre son muchos y altos.

Últimamente, como el tema “mujer” está de moda, de lo cual me alegro, es obligada la referencia en la política, por supuesto, pero también en la empresa, en los medios de comunicación, en las redes... en todo lo que tenga repercusión pública. No hay ámbito que se precie en el que no se elogie a la mujer y sus derechos. ¡Bienvenido sea!

Se realizan acciones de todo tipo, esloganes, planes, frases hechas, mensajes con alma de mujer, imágenes de mujeres que destacan, que ríen, que lloran, que se manifiestan; fundamentalmente en los meses que preceden al día ocho, y hasta que acabe el mes de marzo. Hasta tal punto de que como mujer me he sentido en alguna ocasión como “el florero” al que siempre he luchado por no parecer.

Porque hay tan poca diferencia entre la reivindicación y el uso y abuso del recurso, que tengo la sensación de que estamos abocados a la moda, a lo superficial, a lo que aparenta; y que no tocamos el fondo. Tengo que decirlo sí. En alguna ocasión siento que se utiliza la figura de la mujer, y nosotras por la intensidad del convencimiento, nos dejamos llevar, y no llegamos al fondo. Y vuelve a surgir la flor, bonita, preciosa, pero que sólo sirve para adornar, y se le pone en la foto porque queda bien.

Pues no, hay que resistirse a ello. Ya son muchas mujeres y durante muchísimos años, las que hemos ido rompiendo los techos de cristal en nuestros ámbitos, con dificultades, con trabajo, con esfuerzo, a veces con incomprensión, y parece que hayamos despertado ahora.

Por cierto, nuevamente mujeres políticas del centro derecha han sido vetadas a participar en una manifestación del día 8 de marzo. No entiendo el porqué. Sólo se me ocurre intransigencia y utilización política, como si las cuestiones de igualdad sólo las defendiera un tipo de mujeres y otras no. Gran error. Sólo desde la unidad de acción, desde la amplitud de miras, desde la pluralidad, y la libertad, se podrán conseguir objetivos. Jamás desde el sectarismo y la división. Ni más ni menos que como en todos los ámbitos de la vida.

Un ejemplo de comunicación de lo que digo es el vídeo que ha editado mi partido, el PP, con ocasión del 8 de marzo, denominado “Mujer por encima de todo”. Creo que es buen ejemplo de cómo hay que recorrer el camino, entre el modo y las formas, porque el contenido, debemos ponerlo sólo nosotras, y entre todas.

Convencida, pues, de que como mujer voy a seguir trabajando por demostrar que la convivencia, la libertad y la igualdad, sólo se consiguen si todos queremos, y comprendemos que siendo diferentes, lo cual es un valor como  sociedad, somos capaces de caminar juntos reconociéndonos en igualdad.