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El Emérito se harta y habla alto y claro de su inminente mudanza

Don Juan Carlos confirma la información de ESdiario. Está decidido a dejar Abu Dabi y las miradas apuntan a un palacete en la Península Ibérica.

El Rey Juan Carlos, en Sanxenxo, el pasado 18 de mayo.GTRES

David Lozano
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El pasado 21 de mayo les contábamos en ESdiario que el Rey Emérito Juan Carlos I ha retomado discretamente sus visitas a Cascais, la exclusiva localidad costera portuguesa que, desde hace años, suena como posible destino definitivo. Tras su paso por Sanxenxo, donde participó en regatas, el monarca optó por no asistir al acto de conciliación con Miguel Ángel Revilla, lo que ha reavivado el interés por sus movimientos.

Cascais representa una alternativa ideal: cercana a España, discreta, con buen clima y una sociedad más amable con su figura. Allí mantiene vínculos personales e históricos, y se especula que su círculo más íntimo gestiona propiedades en la zona, algunas de ellas vinculadas a su amiga Marta Gayá a través de la sociedad “Elefante Blanco S.L.”. Ya en 2020 se habló de una supuesta "Operación Cascais" para facilitarle el traslado.

Según fuentes cercanas consultadas por ESdiario, Don Juan Carlos estaría decidido a abandonar Abu Dabi en los próximos meses, en busca de un lugar más manejable y con menos polémica. La presencia reciente de su hermana, la Infanta Margarita, con quien compartió exilio en Estoril, refuerza los rumores. En Zarzuela, el silencio es absoluto, pero en el entorno del Emérito ya se da por hecho: Cascais podría ser su nueva residencia.

Ahora el portal Monarquía Confidencial incide en esta posibilidad de que el futuro de Juan Carlos I apunta cada vez con más insistencia hacia Portugal. La mencionada información cita fuentes muy próximas al Emérito, para confirmar que el ex jefe del Estado ha comenzado a mover ficha para abandonar Abu Dabi y establecer su residencia habitual en el país vecino. La idea no es nueva, pero ahora cobra fuerza.

Tras casi un lustro instalado en los Emiratos, el Rey Emérito busca un entorno más cercano, física y emocionalmente, a España. “Si tengo que seguir en el exilio, al menos que sea cerca de casa. Como hizo mi padre”, habría comentado en privado, en alusión a Don Juan de Borbón, quien pasó años en Estoril durante la dictadura franquista.

Las miradas apuntan a Cascais o Estoril, enclaves costeros de alta gama donde el monarca guarda recuerdos y conexiones personales. Allí pasó parte de su juventud y, según algunas fuentes, conserva amistades e incluso vínculos inmobiliarios gestionados por su entorno, señala MC.

En paralelo, se están estudiando varias propiedades que cumplan con dos condiciones irrenunciables: un entorno discreto con alta seguridad y estancias adaptadas a sus actuales necesidades físicas. “La casa debe permitirle continuar con sus terapias diarias sin desplazamientos agotadores”, explican desde su círculo íntimo.

No se trata, eso sí, de una vuelta a la vida pública. Don Juan Carlos quiere seguir en retirada, alejado del foco institucional, pero con una autonomía que le permita marcar sus propios tiempos. “Sin que nadie le diga lo que tiene que hacer”, recalcan.

El movimiento tendría también un valor logístico. Estar más cerca de Sanxenxo o de Vitoria —donde acude a chequeos médicos periódicos— facilitaría desplazamientos y reduciría el impacto físico de los viajes. La fisioterapia, a la que se somete a diario, pasaría a realizarse en su nueva residencia, que deberá contar con instalaciones para técnicas punteras como la estimulación muscular electrónica o los tratamientos robóticos de rehabilitación.

La medicina regenerativa a base de células madre, que llevó al monarca Emérito en su día a Ginebra, ha dejado de ser una opción eficaz. Según fuentes médicas consultadas, la movilidad en su pierna izquierda se ha visto gravemente comprometida y ya se le ha anticipado un escenario poco optimista: acabar en silla de ruedas. Una imagen que el Emérito rehúye con fuerza. “Le recuerda a su madre en sus últimos días”, confiesan.

En Zarzuela guardan silencio, como es habitual. Pero entre quienes aún comparten confidencias con el Rey Emérito, la frase más repetida estos días es clara: “Portugal no es un capricho, es una elección vital”.

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