Los 3 graves disgustos que arruinan la escapada griega de Doña Letizia
Las vacaciones privadas de la Familia Real no han sido las soñadas. Los acontecimientos han marcado esto días y la Reina ha sido una de las más perjudicadas

La Reina Letizia, en Palma, este verano.
La Reina Letizia vive rodeada de un escrutinio permanente. Cada gesto, cada paso, cada viaje, se convierte en material de observación y comentario. Y eso explica que el supuesto secreto de sus vacaciones privadas haya durado lo mismo que un suspiro. La consorte y el Rey Felipe, acompañados por la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, se encuentran en Grecia, un destino que debía ser íntimo y discreto, pero que ha terminado ocupando titulares en media Europa.
El malestar de Letizia es comprensible. Fiel al protocolo, mantiene la tradición de pasar parte del verano en Mallorca, en Marivent, escenario al que la Casa Real regresa año tras año. Pero la Reina busca, como cualquier madre, un rincón de calma en el que huir de la presión mediática. Ese segundo viaje de verano, el más privado, era su baza para un respiro. Ahora que ha salido a la luz, la frustración está servida.
Algunos medios holandeses apuntan incluso a que la pareja real española habría aceptado la invitación del Rey Guillermo y Máxima de Holanda para refugiarse en Spetses, en la villa que los monarcas neerlandeses poseen en la isla griega. De momento, son conjeturas, pero la teoría corre como la pólvora. La discreción, de nuevo, hecha añicos.
Y como si la filtración no bastara, el destino se encargó de oscurecer las vacaciones con un golpe inesperado. Jaime Anglada, cantante mallorquín y buen amigo de la familia, fue atropellado en la isla poco después de que Felipe y Letizia abandonaran Baleares. El accidente lo llevó directo a la UCI del Hospital Son Espases, donde fue operado de urgencia. Hoy su estado es “estable dentro de la gravedad”, según la prensa local. La Reina mantiene contacto directo con Pilar Aguiló, esposa del artista y amiga personal, siguiendo al minuto cada parte médico. Los Reyes, pese a la distancia, han encontrado en esa conexión un modo de estar presentes.
El círculo cercano confirma que la evolución de Anglada es positiva. Incluso un amigo suyo, Julián Aguirre, detalló en televisión que los médicos comienzan a despertarlo poco a poco y a someterlo a preguntas sencillas para comprobar su respuesta. La recuperación será larga, pero el optimismo asoma.
A estas tensiones personales se ha sumado la realidad nacional, que golpea fuerte incluso en días de descanso. Mientras los Reyes caminaban por tierras griegas, en España los incendios devoraban bosques y dejaban tras de sí ya varias víctimas mortales. Orense y León son apenas dos nombres en una lista demasiado extensa. La Reina Sofía ha reaccionado donando 50.000 euros desde su fundación, mientras que Felipe y Letizia interrumpieron sus vacaciones para llamar a los presidentes autonómicos de las zonas más castigadas. El gesto fue recibido como un alivio en medio del caos: “Agradezco al Rey su solidaridad”, escribió Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, en sus redes sociales. Poco después, Felipe VI viajaba a España para ver in situ las tareas de extinción de los fuegos y reunirse con la UME.
Así, lo que debía ser un verano tranquilo para la Reina se ha convertido en una sucesión de sobresaltos: la pérdida de intimidad, la angustia por un amigo hospitalizado y la tragedia de los incendios que azotan el país. Ni siquiera en Grecia, a orillas del mar Egeo, Doña Letizia puede escapar de esa certeza que acompaña a toda figura pública: el descanso de una reina nunca es del todo descanso.
Chismógrafo
Una ‘broma’ le sale cara a los Reyes Felipe y Letizia: 60.000 euros de cuenta
David Lozano