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El informe que pone en jaque a la pedagogía Montessori: "Se ha convertido en una marca que vende"

Un estudio de la Universidad de Málaga desmonta el mito de la innovación pura del método Montessori en España y alerta sobre su explotación comercial

La metodología Montessori prioriza el aprendizaje autónomo mediante materiales manipulativos y entornos preparados, pero su aplicación real varía enormemente entre centros.

La metodología Montessori prioriza el aprendizaje autónomo mediante materiales manipulativos y entornos preparados, pero su aplicación real varía enormemente entre centros.Getty Images

Patricia de la Torre
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La pedagogía Montessori se ha convertido en un fenómeno social. Lo que empezó siendo una metodología minoritaria, hoy se extiende por centros escolares, hogares  y tiendas de juguetes. Su promesa —aprendizaje libre, respeto al ritmo del niño y desarrollo autónomo— ha calado hondo. Pero, ¿qué hay realmente detrás de su popularidad? 

Un exhaustivo estudio firmado por la catedrática Carmen Sanchidrián Blanco, titulado 'El método Montessori en la educación infantil española: luces y sombras', publicado por la Universidad de Málaga, plantea una revisión crítica que no dejará indiferente a nadie. El diagnóstico es contundente: Montessori ya no es solo una pedagogía, "hoy Montessori es una marca y, como toda marca, tiene su significado para quien la usa y para los que ven que alguien la usa".

En ese contexto, Montessori no solo se enseña: se vende. Y eso es precisamente lo que denuncia, con rigor histórico, el estudio más completo hasta la fecha sobre su evolución en España.

El método Montessori en España

El recorrido histórico que traza el estudio revela que el método Montessori nunca fue una línea pedagógica uniforme ni exenta de tensiones. Su desarrollo ha estado marcado por rupturas personales, giros ideológicos y una constante adaptación a diferentes contextos sociales y culturales. A lo largo del tiempo, su nombre ha sido apropiado con fines diversos, hasta el punto de convertirse en una etiqueta pedagógica ambigua. Como advierte la autora, "hay que estudiar con detalle las instituciones que llevan el nombre de Montessori para poder discriminar lo que es realmente Montessori" y lo que no lo es.

Durante el franquismo, el método Montessori fue inicialmente rechazado junto al resto de la Escuela Nueva. Sin embargo, con el tiempo fue encontrando un pequeño lugar, en parte gracias a su capacidad de adaptación, incluida su proyección católica en ciertos momentos. El estudio también desmonta afirmaciones muy repetidas sobre su biografía: por ejemplo, que fue la primera mujer en obtener el título de Medicina en Italia, dato que ha sido refutado desde 1999, aunque sigue apareciendo en numerosos textos.

Del aula al mercado

El artículo no solo analiza la evolución histórica del método, sino su transformación en producto. "Se ha convertido en una marca que vende, y que vende de todo: materiales didácticos, colegios, formación, publicaciones", alerta el texto. Hoy, cientos de centros educativos y comercios explotan el término "Montessori" para asociarse con una educación alternativa, respetuosa y moderna, aunque su fidelidad al método original sea cuestionable.

Este uso indiscriminado del nombre preocupa: "hay que estudiar con detalle las instituciones que llevan el nombre de Montessori para poder discriminar lo que es realmente Montessori". 

El estudio también señala una carencia preocupante: no hay un marco legal claro que regule qué puede llamarse "Montessori". Aunque la Asociación Montessori Española (AME) establece cuatro elementos fundamentales (mezcla de edades, uso de materiales específicos, docentes formados y libertad de movimiento del alumnado), muchas escuelas usan el nombre sin cumplir estos criterios.

El resultado es una proliferación de centros que venden una idea sin aplicar su fondo, creando confusión entre familias y educadores. Esta falta de claridad no es exclusiva de España. En Estados Unidos, según datos de la American Montessori Society, solo el 15% de las escuelas que usan el nombre están acreditadas oficialmente.

Existe hasta un Change.org denunciando que utilizan ese nombre como método de publicidad y marketing engañando a familias y docentes.

La pregunta incómoda: ¿a quién sirve hoy el método Montessori?

El texto concluye con una advertencia: "cuanto más se adapta el método, más se aleja de sus principios originales". A cien años de su llegada a España, Montessori sigue inspirando, pero también se diluye. El reto, según Sanchidrián, es discernir quién realmente mantiene sus principios y quién simplemente vende Montessori.

Frente a los desafíos actuales de la educación, el método Montessori se presenta como una alternativa atractiva que promete respeto al ritmo del niño y aprendizaje significativo. Pero este estudio obliga a preguntarse si no estamos comprando una promesa hueca. Si Montessori ha pasado de ser una teoría pedagógica a una etiqueta cool que tranquiliza conciencias.

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