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Real Madrid 2 - Atlético de Madrid 0: Siete Días de Oro

Hace una semana el Real Madrid estaba en crisis y ahora, solo siete días después y con tres victorias ante rivales peligrosos, puede volver a soñar con cualquier cosa.

| Miguel Queipo Deportes

El Madrid en una semana se ha ventilado Liga y Champions, donde aparecía como un morlaco de cuernos afeitados listo para el arrastre, para volver a asomar la cabeza y meterle miedo a sus rivales. Los Siete Días de Oro del equipo de Zinedine Zidane. Primero el Sevilla, luego del Gladbach y ahora el Atlético. 2-0 ante el líder (goles de Casemiro y de Oblak en propia meta) recortando distancias y postulándose de nuevo para la pelea por el título.

Igual que en Champions, todo está abierto. Si la cosa es como en esta semana, todo puede pasar. Pero claro, llegarán equipos menores y del entrenador depende que no entren las ganas de sestear. Estos siete días no hubo tiempo para los bostezos.

Zidane es de los que no tocan lo que funciona, vieja máxima del Siglo XX que algunos siguen aplicando en el XXI con desigual fortuna. Pero el técnico francés no tiene dudas. El recuperado Carvajal ocupó el lugar de Lucas en el lateral y el gallego adelantó posición mandando a Rodrygo al banquillo. Por lo demás, el once que ganó el Sevilla y al Gladbach.

El Atlético, mientras, intentaba sorprender con un 3-5-2. Tres centrales, dos carrileros largos (Trippier y Carrasco), Joao Felix y Luis Suárez en punta y Saúl en el banquillo. Un regalo para el Madrid, otro más de Simeone.

Porque con esa disposición táctica, Kroos y Modric, liberados de la viejunez del curso pasado quién sabe por qué, se desenvuelven como si fueran dos adolescentes. El Atlético, salvo en los cinco primeros minutos de tanteo, no olió el balón hasta que Simeone decidió reorganizar el equipo en 4-4-2 cuando ya perdía 1-0, gol de Casemiro tras un córner botado por Kroos y despiste morrocuto de Herrera. Poco antes, un paradón descomunal de Oblak mandó al poste un disparo franco de Benzema. Otro remate desviado de Modric fue todo el caudal ofensivo del Madrid pese a la tunda de fútbol que le dio a su rival capitalino.


La reorganización del Atlético permitió que Joao Felix por fin tocara algo el balón, y aunque los de Simeone no veían a Courtois ni con prismáticos (un intento de córner olímpico manoteado por el belga provocó su única intervención en el primer tiempo), lograron equiibrar el partido en el centro del campo, con Vinicius haciendo más agua que el barco del arroz.

Los cambios de Simeone en el descanso, tres, descalabraron a los rojiblancos de inicio: amarilla a Lemar a los trece segundos de la reanudación, falta de Correa casi cometiendo penalti sobre Kroos… Y Lemar perdonando el empate al rematar fuera un centro de Llorente al segundo palo que el galo intentó cazar a dos metros de la línea de gol.

El partido se igualó: el Madrid rendía y controlaba, pero el Atlético se desplegaba. Pero en otro córner, rechazado de cabeza por la defensa de unos rojiblancos ya sin Joao Felix en el campo, lo enganchó Carvajal para mandar un derechazo descomunal contra el poste izquierdo de Oblak. El balón rebotó en la madera, luego en la espalda del meta atlético y se acabó introduciendo en la portería de los de Simeone. 2-0.

El líder desprendía ya ese inimitable aroma a líder hincando la rodilla, pese a que Courtois tuvo que hacer guantes ante un tremendo cabezazo de Saúl (primer disparo a puerta del Atlético, minuto 80), y a que su pesadilla particular le anda echando el aliento en la nuca. Esa pesadilla renacida en sus Siete Días de Oro. El fútbol.