| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto al presidente de Castilla La-Mancha y también socialista, Emiliano García-Page.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto al presidente de Castilla La-Mancha y también socialista, Emiliano García-Page.

El PSOE bueno ya no existe: Sánchez coloniza el partido

Aunque son varias las voces dentro de la propia formación que claman contra su líder, todos votaron contra Feijóo para mantener su sillón. Nada de valores ni principios. Todos cómplices.

| Raúl Puente Editorial

Todos los secretarios provinciales del partido, incluidos los que están bajo el influjo de García-Page en Castilla-La Mancha, han firmado como un solo hombre a favor de la investidura de Pedro Sánchez. No hay ni un disidente. Poco les importa que esa investidura sea a cambio de una ley de amnistía inconstitucional y de quién sabe qué más cesiones políticas y económicas a los separatistas.

Ni socialista ni obrero ni español. Del PSOE sólo queda la "p" de partido o de Pedro. España les importa un bledo y la igualdad de los españoles menos aún. Los socialistas que se salen del tiesto son un puñado que no pintan nada ya en el organización interna. Los disidentes o son expulsados, véase los casos de Joaquín Leguina y Nicolás Redondo, o son vilipendiados, despreciados y humillados, como le ha pasado a Alfonso Guerra, Felipe González y varios más.

El secretario general del PSOE de Aragón, Javier Lambán, saluda al presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page.

No queda ya ningún responsable socialista que tenga la decencia de oponerse a entregar España a su enemigos y asestar un golpe letal a nuestro sistema constitucional. Todos tragan los sapos que hagan falta a cambio también de mantener su asiento. Esas ilusiones de un PSOE bueno encabezado por García-Page o Lambán son cuentos chinos.

Los secretarios provinciales tanto de las tres provincias aragonesas como de las cinco de Castilla-La Mancha han firmado el documento de la vergüenza, el certificado de defunción del PSOE. Tampoco el hace unos días aplaudido barón madrileño, Juan Lobato, se salva de la quema. Al poner sus nombres ahí se convierten todos en cómplices o cooperadores necesarios de las tropelías de Sánchez. Como tal pasarán a la historia.