| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Feijóo, durante su sesión de investidura
Feijóo, durante su sesión de investidura

Feijóo, el obstáculo en el camino ya diseñado por Sánchez a La Moncloa

El debate de investidura ha servido para que muchos españoles descubran al presidente del PP que erró creyendo que su larga trayectoria le hacía muy conocido.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

Alberto Núñez Feijóo, como estaba previsto, no salió presidente del Gobierno del Congreso este viernes. Terminada su investidura, el líder del PP abandonó el Hemiciclo entre aplausos generales convencido de que, aunque los números puedan acompañar a Pedro Sánchez, el resultado final será muy doloroso para España.

Con todo, en un momento de encrucijada para nuestro país, la tentativa de Feijóo de ser investido permitió dibujar un modelo de sociedad moderna, abierta y plural en el que puede reconocerse una gran parte de los ciudadanos. Y el jefe de los populares lo visualizó sin confundir moderación con la obligación de erigirse al frente de un gran partido como dique constitucionalista de los planes de Sánchez.

Tal radiografía debería estimular a Feijóo. Su proyecto claro y sin medias tintas va directo a La Moncloa. Su reto es representar la esperanza de una mayoría social aún más amplia que la conseguida el pasado 23-J y prepararse para lo peor. "Con Sánchez a los mandos -advierte un alto cargo de Génova- cabe todo". Eso se teme en las plantas nobles del cuartel general del PP sin descartar, por supuesto, una repetición electoral.

Feijóo llegó a Madrid para presidir el PP asumiendo que su larga carrera política y sus cuatro mayorías absolutas en Galicia le hacían ser alguien muy conocido. Se equivocó. Los cara a cara en el Senado con Sánchez estos últimos meses tampoco sirvieron para revelar su carácter parlamentario. El debate durante la campaña pasada con el presidente en Antena 3 sí mostró a un candidato que sorprendió por su solvencia y fortaleza cargada de chispa. Pinchó luego por no revalidar el título obtenido faltando al debate a TVE, donde hubiera abierto los ojos a muchos otros. Sin embargo, en esta investidura sí se ha dado a conocer el verdadero mandatario del PP. Muchísimos le han descubierto y han sentido, incluso, que se equivocaron no dándole su voto. Ahora le toca seguir mostrándose a más españoles.

El equipo monclovita dibuja ya un "octubre caliente" y aleja la posibilidad de poner fecha a un pleno de investidura después del previsible encargo del Rey a Sánchez este martes. Nadie ya quiere pillarse los dedos. No se fían de Carles Puigdemont

Por otro lado, hablando del tendido de enfrente, el equipo monclovita dibuja ya un "octubre caliente" y aleja la posibilidad de poner fecha a un pleno de investidura después del previsible encargo del Rey a Sánchez este martes. Quieren que sea cuanto antes la reelección del presidente del Gobierno, hablaban de finales de este mismo mes, pero nadie ya quiere pillarse los dedos. No se fían de Carles Puigdemont.

 El núcleo duro sanchista avisa: "La negociación marcará el camino". "Es innecesario -añaden- ponerse un tope". Corresponde a la presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Francina Armengol, fijar el calendario y amoldará sus pasos a las necesidades del líder. Nadie espera que actúe con independencia, cuando en este arranque de la Legislatura ya ha hecho buena la trayectoria de Meritxell Batet, su antecesora.

"Meritxell se sometió a los designios del Gobierno, pero lo pasó mal y su relación con el jefe acabó hecha trizas. Francina, en cambio, no tiene conciencia". Comentarios de este estilo circulan con profusión por los pasillos de la Cámara Baja.

El órdago que vincula la independencia con un referéndum complica la existencia a los socialistas que tragan quina ante la carrera entre republicanos y posconvergentes por ver "quién tiene la independencia más larga"

Todo gira ya en torno a Sánchez que desea evitar que los socios sientan que se les lanza una suerte de ultimátum y, entre ellos, particularmente, Junts y ERC, tras lanzar un frente común al vincular la investidura con un referéndum. El órdago complica la existencia a los socialistas que tragan quina ante la carrera entre republicanos y posconvergentes por ver "quién tiene la independencia más larga".

 

El precio de la nueva investidura promete disparar las alarmas de la opinión pública, la mayor parte de las instituciones, el PP, Vox, y hasta una parte del PSOE. La atmósfera interna del socialismo, convienen desde varias federaciones, está "cargada", pero han asumido que Sánchez "va a tirar para adelante" en sus pretensiones y, de momento, cierren los ojos ante la ruptura social a la que nos lleva un proceso constituyente tutelado por quienes sus intenciones no son las de generar grandes consensos.