| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La era del pinganillo

| Sergio Morales Parra Edición Elche

Feliz fin de semana, feliz otoño, que ya empieza. Todos podemos ver con cierta tranquilidad, cómo bajan las temperaturas. Por las noches ya refresca. ¿No les parece maravilloso? Los que vivimos en el Levante español, hemos pasado un verano de noches tropicales en las que ni el agua de coco nos quitaba el calor.

Así nos hemos plantado en la que será la última semana de este septiembre, para dar la bienvenida al mes de octubre, el próximo fin de semana. Estamos instalados en "Libra", ese signo del zodiaco al que pertenecemos muchos, la mayoría porque nuestros padres decidieron expresar su "pasión" en enero y a los nueve meses vinimos nosotros al Mundo. En unos casos un "accidente", en otros un "hijo o hija buscado", en otros un "susto", etc. pero "libras" al fin y al cabo.

Entre estos "libras", se encuentra Julio Iglesias, ese "personaje" conocido prácticamente en el Mundo entero y que cumple ochenta años. Siempre recuerdo una anécdota muy buena de un amigo que tenía relación con D. Julio Iglesias Puga,  "el padre", fruto de "asuntos de la guerra civil" y, en cierta ocasión, coincidió con él en un célebre restaurante de Madrid y tras un abrazo y preguntas sobre la familia, D. Julio Iglesias "padre", le invitó a pasar a un reservado en el que se encontraba "el cantante", el que realmente era el famoso y llevaba muchas décadas de reconocimiento profesional, con el fin de que lo conociera personalmente.

Había allí una concurrencia de varias personas y mi amigo entró, miró a todos, evidentemente identificó visualmente a Julio Iglesias, pero lanzó la siguiente frase: "Buenas ¿Quién de ustedes es Julio Iglesias "hijo"?, que vengo a conocerlo, invitado por mi amigo y famoso ginecólogo, D. Julio Iglesias Puga". Aquello hizo que se levantara el cantante y le diera un abrazo, imagino que emocionado por el reconocimiento a su padre. Son las cosas de la vida. Yo que conozco al que lo cuenta, sé que es capaz de eso y de más.

He coincidido, en mis paseos matutinos de esta semana, un par de veces con mi amiga Dña. Angelines. Dña. Angelines hizo Magisterio en tres años, hizo sus prácticas en un Colegio, como se hacía antes, no sé si ahora se sigue haciendo igual, se presentó a oposición y le dieron una plaza, no le tocó cerca, pero ella quiso aventurarse y salir del hogar paterno. Antes no había Comunidades Autónomas, había "Españas", pero no "fronteras". La vida se le hizo dura, porque cobraba poco, porque el salario de un profesor era más bien escaso. Ella empezó a ejercer como profesora cuando estaba vigente el refrán de "Pasas más hambre que un maestro de escuela". A ella le tocó el cambio a la EGB, el cambio de sistema, de libros... el cambio a la "teoría de conjuntos". Mucho cambio y sin formación al profesorado, se me queja Dña. Angelines mientras me lo cuenta.

Dña. Angelines me dice que aprendió que "todos los niños son excelentes en algo"... pero lo aprendió en los libros, en la vida real, fuera de los libros, aprendió que "todos los niños pueden ser peligrosos por alguna cosa", eso le parecía una interpretación más exacta de lo que decía el libro.

Ella se fue adaptando a esa maravillosa profesión que es la docencia, gracias a que en Navidad o a final de curso, los niños le traían regalos con frases bonitas, probablemente hechas por lo padres que, casi seguro, pensarían: "Menos mal que está Dña. Angelines para domar al niño". Entiéndase la palabra "domar", sin ningún ánimo peyorativo ni con intención de comparar a los niños con animales, Dios me libre, sino que les ruego que lo tomen como una "licencia metafórica" propia del momento inspirador que me lleva a dejarles estas líneas.

Dña. Angelines que hoy no es que peine canas, sino que con la edad que tiene, ya se le caen, sabe que los que ahora son políticos, en unos casos, son los alumnos a los que su generación de profesores formó y, en otros casos, son hijos de los que fueron alumnos de aquella generación de profesores. Con voz calma y serena, con semblante elegante, que lo sigue teniendo, ella me mira y de esos labios rojos, pintados hace apenas unos minutos, sale la frase de: "No lo debimos hacer muy bien, a juzgar por lo que está pasando, Sergio". Yo la tranquilizo, le pido que no se centre en lo negativo que nos muestra la televisión, le pido que lleve su mirada al resto de la sociedad, que funciona, que algunos entendimos el mensaje de la educación... algunos no, muchos. Muchos trabajamos e intentamos hacer las cosas bien.

Nos hemos sentado a hablar de que sigue el "culebrón" de las futbolistas, perdón por la expresión, es por ponerle un apelativo simpático. Se plantan y están pidiendo cambios. Nos parece, a Dña. Angelines y a mí, genial, así deberíamos hacer en muchos otros casos, plantarnos.

Hablamos de que sigue creciendo el número de mujeres que mueren a manos de sus parejas, maridos, exmaridos, etc. Algo estamos haciendo mal si gastamos dinero en ese Ministerio de Igualdad y no hay mejores resultados. Tenemos una controversia con el Gobierno, para Dña. Angelines y para mí, el mejor resultado es que haya menos muertes y menos agresiones, para el Gobierno es que haya más denuncias en el 016. Aquí patinamos, el objetivo lo tenemos en distinto foco. 

Ya está en marcha la aplicación que podemos utilizar las familias, para decir de qué se ocupa cada uno, para ver si en casa hay "igualdad". ¿Esto qué mejora? ¿Esto qué nos ha costado? Le voy a decir que a mí me parece "una tontá".

Dña. Angelines me habla de la importancia de los traductores en el Congreso. Ella tira de cierta ironía y me cuenta: "Qué importante ha sido poder facilitar que los distintos diputados hablen su lengua, para que haya unos traductores de esa lengua (eusquera, catalán o gallego), al castellano, para que lo entendamos todos. Eso es mucho mejor que hablar directamente en castellano, como ha sucedido en los últimos cuarenta años, porque ahora ya podemos gastar dos o tres millones de euros más, en ese concepto de traducción".

Ella me dice que seguro que hay alguna empresa de algún amigo, que se beneficia en el camino, porque no ha salido a concurso quién se hace cargo de la parte técnica (instalación de pinganillos y sistema), ni quién se hace cargo de la parte de traducción oficial de las distintas lenguas. A Dña. Angelines, a pesar de los años, no se le escapa nada. Ella fue profesora de EGB.

Piensa en su pensión mensual, espera que le siga llegando y con un pequeño esfuerzo, se levanta, se despide de mí y me da un abrazo. Dña. Angelines siempre huele bien, siempre a un perfume de rosas.

Me voy a recorrer el Mercado. Estoy deseoso de encontrar las primeras alcachofas. Nuestra Vega Baja nos proporcionará este manjar exquisito y a mí me gusta preparado de múltiples formas, desde la alcachofa a la plancha, hasta hecha en tortilla. Buscaré otras verduras de temporada y me dispondré a seguir cuidándome de los excesos para no incrementar el peso.

Aún nos quedan días de playa, no los pierdan, merece la pena un baño el fin de semana, mi madre dice que es garantía de salud para el resto del año.

Les deseo lo mejor para los próximos siete días, si tienen diferencias con algún familiar o amigo, resuélvanlas con un abrazo, a veces no hacen falta explicaciones, les dará una paz infinita.

Como siempre, servidor de ustedes... Sergio Morales Parra