| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Imagen de un puesto de la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid que se celebra hasta el 15 de octubre
Imagen de un puesto de la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid que se celebra hasta el 15 de octubre

Próxima parada para viajeros comodones: la Feria del Libro Viejo y Antiguo

José Luis Garci y Luis Landero son dos 'comodones' que prefieren viajar sin salir de casa, a través de las páginas de un libro. Por mupoco dinero es factible hacerlo comprándolos de saldo.

| Lucas Rodríguez esTendencia

Confesaba el otro día José Luis Garci que ya no le gusta viajar. Que le resulta muy incómodo. Lo mismo me dijo Luis Landero hace años en una entrevista. ¡Qué necesidad hay!, se preguntaban ambos. Un buen libro o una buena película son experiencias igual de estimulantes, decían. Y menos procelosas. 

Contaba Landero que él intentó una vez un viaje literario, a lo Cela con la Alcarria. Salió de su pueblo, pero no caminó mucho. Cada poco se paraba a escribir. Que si ese recodo del camino, que si el rumor del río. Cuando llegó al pueblo de al lado, llevaba escritas 50 cuartillas. De haber seguido -se reía- habría compuesto la Biblia. 

Un buen libro o una buena película son experiencias igual de estimulantes que un viaje

Me contó también que recordaba que en sus últimos viajes ya no hacía turismo. Se sentaba en una plaza céntrica y se limitaba a observar el paisaje y el paisanaje. Con lo visto y oído tenía para hacer un libro (o casi). Así son la mayoría de los escritores y artistas: curiosones y observadores. Muchos también bastante comodones. Y así somos algunos lectores. 

Estos pensamientos me asaltaron esta semana al acercarme a la Feria de  Otoño del Libro Viejo y Antiguo de Madrid. Como Garci o Landero, me da pereza viajar, pero como ellos me gusta leer. Como buen perezoso opté por el coche en vez del transporte público. (¡Qué mal ciudadano!) Lo aparqué cerca del Paseo de Recoletos. Allí me esperaban, como todos los años, las casetas con sus libros y sus baratas sorpresas. 

 

Como diría un cursi, manosear esas viejas cubiertas es como tener el universo en las manos. Quizá sea el mejor argumento contra la lectura en libro electrónico. Porque aquí uno se topa con especímenes cuya existencia desconocía y que sería difícil encontrar a bote pronto en la nube. Dicho sea de paso, ocurre lo mismo en las bibliotecas públicas. 

Como diría un cursi, manosear esas viejas cubiertas es como tener el universo en las manos

Y como los universos culturales -por seguir con la imagen- se cruzan a menudo, me topé con el ‘Castilla’ de Azorín, glosado esa misma mañana en La Cultureta, de Onda Cero. Y me llevé ‘Los Sueños’ de Quevedo, recomendado en aquella vieja entrevista a Landero. Y arrinconado en un muestrario descubrí ‘En propia mano’, una antología de artículos de Antonio Gala, editada en ¡1983! (Prólogo maravilloso de Juan Cueto). Y en la sección de humor de una caseta compré una antología de artículos de Alfonso Ussía y ‘¡Noticia bomba!’, de Evelyn Waugh, que estoy deseando empezar a leer. 

Puedo decir que no pagué más de 25 euros en total. Y salí de la feria con una gran sonrisa, entre buen tiempo, corredores, paseantes y otros comodones como yo. ¡Qué más se puede pedir! ¿Un viaje a las Seychelles? No lo cambiaba. Antes prefiero tirarme bajo el primer coche en Recoletos. Solo pensar en la maleta, las esperas del aeropuerto, las horas de avión, la crema solar… 

Tantas incomodidades para terminar tumbado ante una playa paradisíaca con un libro en la mano. ¡No hay necesidad! Prefiero leerlo en el salón de mi casa: más barato y cómodo. Y el viaje también garantizado.