| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez y Ábalos en el famoso acto de Xirivella
Sánchez y Ábalos en el famoso acto de Xirivella

La bomba de relojería de Ábalos: el 'guardián de los secretos' amenaza a Sánchez

El exministro fue el principal dirigente que apoyó a Sánchez en su reconquista del PSOE. Imagen de la moción de censura, tocó el cielo del Gobierno y de un PSOE que ahora le repudia

| Enrique Martínez España

El 31 mayo 2018 un diputado para muchos desconocido, José Luis Ábalos, pronunciaba el discurso que cambiaría su vida defendiendo la moción de censura de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy. Para muchos fue una decisión sorprendente, pues esperaban otra cara, para los que conocían el incipiente sanchismo desde su minuto uno, no: Ábalos había sido el escudero de Sánchez en esos primeros momentos de las primarias donde era un apestado para la cúpula dirigente.

En el PSOE de Valencia, José Luis Ábalos tampoco era un desconocido, sino más bien perro viejo en política y un superviviente, encadenando cargos públicos desde 1983 cuando empezó como jefe de gabinete en delegación del Gobierno. En el socialismo valenciano Ábalos fue creciendo, especialmente en la ciudad de Valencia, donde se convirtió en concejal, diputado provincial, portavoz en el Ayuntamiento y secretario general del partido. Hasta llegaría a tener su propia corriente interna de colaboradores fieles: el llamado abalismo, una de las familias del PSPV.

En el Congreso coincidió con otro diputado desconocido, Pedro Sánchez, y entablaron amistad al sentarse cerca en el hemiciclo. Sánchez llegaría a la secretaría general del PSOE pero luego sería defenestrado por los barones. Cuando todo apuntaba a que Susana Díaz iba a hacerse con el control del PSOE, Pedro Sánchez se lanza a la piscina de la reconquista de las famosas primarias y sólo unos pocos se atreven a apoyarle públicamente, entre ellos José Luis Ábalos.

De Xirivella a Ferraz y Moncloa

José Luis Ábalos fue por cierto el organizador del primer gran acto de Pedro Sánchez en Xirivella en su carrera a recuperar el trono de Ferraz, donde sorprendentemente lograron reunir bastantes personas y empezaría el ‘espíritu de Xirivella’, ese por el cual Pedro Sánchez era la voz de la militancia frente al poder de los barones. Ábalos ganó la jugada a por ejemplo Ximo Puig -que apoyaba a Susana Díaz- y se convirtió en una figura intocable y con poder.

El gran momento de Ábalos, nombrado secretario de Organización del PSOE tras ganar Pedro Sánchez las primarias y con el control de Ferraz, llega con la moción de censura. Ábalos era uno de sus muñidores y negociadores con otros grupos, y tras lograr Sánchez imponerse, uno de los grandes victoriosos. De ahí al Gobierno, y no a un ministerio cualquiera, sino al de Fomento -renombrado posteriormente de Transportes y Agenda Urbana-, uno de los departamentos que más dinero y contratos reparte.

Ábalos colocó a todos sus fieles colaboradores del abalismo, y aquellos que le desdeñaban como el entorno de Ximo Puig pasaron a respetarle y pedirle ayudas, pues tenía las llaves de Ferraz y las de uno de los ministerios con más inversiones. Pero ese premio, el ministerio de Transportes, ha sido su perdición. Un regalo envenenado. Repartir mucho dinero, codearse con grandes empresas, también puede atraer a muchos aprovechados, y más con el descontrol de contratos que hubo en la pandemia.

Pedro Sánchez, un 12 de julio de 2021, decidió hacer borrón total del sanchismo primigenio -Carmen Calvo, Iván Redondo…- y cesó a José Luis Ábalos del ministerio y de su cargo en el PSOE. De todopoderoso a diputado raso. Una decisión que sorprendió pero que muchos enmarcaron en los giros de guion de Sánchez y ahora muchos enmarcan en que si el presidente sabía algo de la trama de Koldo García. En las generales del 23 de julio, Sánchez decide mantener a Ábalos en las listas de 2 por Valencia. Muchos creen que porque el ex ministro sabía mucho. Ahora Ábalos es la cabeza de turco del PSOE en una trama que puede salpicar a Moncloa y Ferraz… Pero Ábalos, como él dijo, “vino a la política para quedarse”. Le pese a quien le pese, incluido Sánchez.