| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Felipe González y Alfonso Guerra, en el multitudinario acto en el Ateneo de Madrid
Felipe González y Alfonso Guerra, en el multitudinario acto en el Ateneo de Madrid

González y Guerra lideran la ‘rebelión’ socialista contra Sánchez: las claves

Felipe González y Alfonso Guerra, acompañados por García-Page, Lambán e históricos socialistas, han vertido duras críticas contra Pedro Sánchez en un atestado acto en el Ateneo de Madrid.

| Hugo Pereira España

Una presentación de un libro convertida en todo un contubernio socialista a vistas de Sánchez. Tanto es así, que Ferraz, tal y como ha podido confirmar este periódico, ha advertido a los altos cargos del PSOE que la asistencia al acto que Felipe González y Alfonso Guerra han protagonizado en el Ateneo de Madrid puede ser concebida como un cuestionamiento del secretario general. Así, los de Pedro Sánchez han sido recomendados que eludan la invitación a la presentación de La rosa y las espinas, el último libro del exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra.

Un multitudinario evento, con cartel de aforo completo, que simboliza la ruptura entre el nuevo PSOE y el de antaño. Para más pertinencia, se celebró tan solo veinticuatro horas después de que los sanchistas hayan escenificado un nuevo acercamiento con los independentistas al votar a favor del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso y, de trasfondo, la reciente expulsión del histórico socialista Nicolás Redondo por un “reiterado menosprecio a las siglas”. También el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, sufrió la misma purga del sanchismo a finales del año pasado.

Los invitados críticos con Sánchez

Bajo este enturbiado contexto, poco antes de las 19:00 horas entraba Alfonso Guerra en el Ateneo de Madrid. Tras él, llegó el también invitado al acto padre Ángel.

Y de entre una multitud de cámaras de televisión, en lo que -por el contexto político- se convirtió en una de las más mediáticas presentaciones de libro, aparecía, poco después de las siete de la tarde, otros rostros tan conocidos como críticos con Pedro Sánchez.

Aunque no sorpresiva por su previa y pública confirmación, sí notable ha sido la asistencia de Emiliano García-Page, el presidente socialista de Castilla-La Mancha, y de Javier Lambán, el que fue su homólogo -hasta agosto de este año- en Aragón. Dos actuales altos cargos -altísimos- del PSOE que han contravenido, una vez más, las indicaciones de la sanchista Ferraz. Y el nerviosismo del momento era palpable. Sin prácticamente ver a los periodistas que los parapetaban, Lambán se confundió de camino y, en vez de en el salón de actos del Ateneo, acabó en la sala habilitada para la prensa. Se fue, en efecto, directo a la boca del lobo. Su evidente tensión lo exculpa. 

Entre los históricos socialistas no podían faltar el reciente defenestrado Nicolás Redondo; el que fue Ministro del Interior con Felipe González, José Luis Corcuera; el que fue presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina;  el ex secretario general del PSOE en Castilla y León y expresidente del Senado Juan José Laborda; el ex secretario general del PSOE de Andalucía y expresidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla; el expresidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra; y el expresidente del Principado de Asturias y también expresidente de la Gestora del PSOE que vio morir y nacer como líder a Pedro Sánchez entre 2016 y 2017 Javier Fernández.

Tampoco han querido faltar a la cita los exministros con Felipe González, José Barrionuevo, y Virgilio Zapatero. 

Además, el exdiputado por el PP en el Congreso Adolfo Suárez Illana, hijo del fallecido expresidente del Gobierno entre 1976 y 1981 Adolfo Suárez, tampoco ha querido perderse la presentación del libro de Alfonso Guerra. 

Con todos ellos, cientos de socialistas, si cabe del viejo PSOE no sanchista, han querido acompañar este simbólico acto. Incluso a la entrada del Ateneo, en la acera de enfrente, una notable espontánea concentración de “verdaderos socialistas”, como alguno clamaba, calentaba el, de por sí, alterado ambiente.

Guerra: una crítica tras otra a Sánchez 

“No entiendo por qué esta presentación ha generado tanta atención. Hay quien dice que es como un complot, una conspiración en la que hay gente de otros partidos. ¿Dónde los habéis metido?", estas fueron de las primeras palabras que verbalizó Alfonso Guerra.

Pero si no un complot, rápidamente el acto dejó de ser una mera presentación para convertirse en todo una crítica a los movimientos de Pedro Sánchez.

"Primero dijeron que con Podemos no podían dormir, lo defendí, y luego se habló con Podemos. Primero dijeron que aquello era una rebelión, luego resultó que no. Primero dijeron que no iba a haber indulto, ahora dicen que sí. Yo no he sido desleal, más bien el disidente ha sido el otro [refiriéndose a Pedro Sánchez]", así recordó Guerra uno de los más célebres cambios de opinión de Pedro Sánchez.

En cuanto al uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, Alfonso Guerra no dejó duda de su oposición: “En Cataluña no hay libertad para hablar la lengua madre". Y, recordó, que “los niños en Cataluña no pueden hablar castellano en el recreo porque tienen inspectores detrás de ellos”.

No solo eso. La amnistía, como era previsible, tampoco pasó desapercibida en el discurso del exvicepresidente del Gobierno: “Para mí, la amnistía supone la humillación deliberada de la generación de la transición. Es una criminalización que un demócrata no puede aceptar”, aseveró.

Y la contundente crítica a la amnistía -que Junqueras aseguró que ya Sánchez había pactado- derivó en el rechazo de que las minorías independentistas dirijan la acción de Sánchez: "En las pasadas elecciones el mensaje fue fácil de entender. El 73% de los diputados que ocupan el congreso forman parte de dos partidos, sin embargo, las decisiones dependen de formaciones que representan cerca del 1%. ¿Cómo es posible que España dependa de un partido que representa al 1,6% de la población?", indicó.

Y para concluir el discurso de lo que, desde luego, no fue, en la práctica, una presentación de un libro, Alfonso Guerra sentenció apocalípticamente que “algunos no ven lo que se viene encima y otros no lo quieren ver”.

González contra de que Sánchez acepte los “chantajes” 

“Mejor no mirarlos, hemos vuelto a los resultados de 2011”, con esta clara crítica a los apoyos cosechados por el PSOE en los últimos comicios generales del 23 de julio, el expresidente del Gobierno Felipe González comenzaba su discurso.

Y, al igual que su orador predecesor, Alfonso Guerra, las duras críticas al actual secretario general del PSOE no tardaron en llegar. 

“No cabe la autodeterminación”, “la amnistía borra el delito, no lo perdona”, son un extracto de las palabras de González al referirse a los últimos movimientos de Sánchez para contentar a sus socios independentistas para conseguir la investidura. “Uno puede defender lo que quiera, lo que no puede defender es saltarse la legalidad. Tampoco se puede pedir la disolución de los partidos que se saltan la ley, es inconstitucional, como lo es la amnistía”, aseveró. 

Y continuó sin escatimar en (des)calificativos. “Un fugado de la justicia y un perdedor de elecciones tratan de separar a España”, afirmó sin titubear. 

“¿Conocen a algún país democratico que voluntariamente incluya un elemento de destrucción de la integridad territorial de su legislación? Solo hubo uno y fue la URSS. Si no hay acuerdos PP-PSOE no habrá ninguna reforma importante que se pueda llevar a cabo",   así reclamó que los dos grandes partidos, el de Feijóo y el de Sánchez, lleguen a necesarios acuerdos.

“No podemos dejarnos chantajear por nadie y menos por minorías en extinción”, concluyó Felipe González.

En conclusión, todo un acto contra Sánchez que, seguramente, tenga consecuencias. "No sé cómo se atreven a retar a Sánchez", "que tengan cuidado porque si Sánchez gobierna pasará la guadaña y no dejará títere con cabeza", advierte a ESdiario una solvente fuente socialista.