El viejo empeño personal de Echenique con el que Pablo Iglesias no ha contado

El dedo divino de Pablo Iglesias se ha posado sobre Pablo Echenique. Por la vía del ordeno y mando, y sin consultarlo ni siquiera con Íñigo Errejón -con él con menos que con nadie- el líder de Podemos ha aupado a su barón aragonés a la Secretaría de Organización del partido.

Así se lo comunicó él mismo a sus líderes autonómicos en una reunión celebrada en Madrid este viernes para intentar devolver las aguas a su cauce tras la destitución fulminante de Sergio Pascual por su "gestión deficiente".  

El dedazo deberá recibir el visto bueno del Consejo Ciudadano Estatal -el máximo órgano de dirección entre asambleas-, que previsiblemente tendrá lugar el 2 de abril. No obstante será un puro trámite.

En una comparecencia conjunta Iglesias señaló de su nuevo número tres: "Es el mejor para asumir esta responsabilidad. Encarna las características adecuadas para esta nueva etapa y para marcar un nuevo estilo. Tiene mucho prestigio y la propuesta ha sido acogida con entusiamo en esta reunión".

Y el aludido respondió que acepta "con responsabilidad e ilusión" el encargo. "Somos una fuerza política que ha hecho algo inédito, hemos crecido con una velocidad de vértigo y es un puesto con mucha dificultad". Ilusión le va a hacer falta para solventar las crisis de Podemos en Madrid, Cataluña, Galicia y Cantabria.

El nombramiento de Echenique ha sorprendido, puesto que tiene un concepto de cómo debe organizarse el partido muy distinto al de Iglesias. Tan distinto que ambos modelos se enfrentaron por el voto de la militancia en aquella asamblea fundacional que Podemos celebró en octubre de 2014 en el Palacio de Vistalegre.

Echenique, Teresa Rodríguez y Lola Sánchez presentaron a la misma el documento Sumando Podemos, una propuesta que giraba en torno a dos ideas básicas. Por una parte, que "la unidad básica de organización" de Podemos debía ser el círculo, que tan abandonados tiene ahora Iglesias.

Por la otra, que para evitar cualquier exceso de protagonismo lo mejor era prescindir de la figura del secretario general y optar por una triple portavocía, para asegurar la pluralidad. Pluralidad es precisamente de lo que más adolece Podemos, entregado al mesianismo.

Esto último es un empeño personal de Echenique al que nunca ha renunciado; aunque seguro que si hay algo por lo que Iglesias no pasaría nunca es precisamente por compartir su liderazgo.