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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

La remodelación del Gobierno cobra fuerza para antes de agosto

El 'runrún' sobre los cambios en el Gobierno no para de crecer puesto que Sánchez quiere que las vacaciones sean un punto de inflexión para encarar septiembre con rostros nuevos.

| Andrea Jiménez España

La remodelación del Gobierno parece que llegará antes de las vacaciones de verano. Un mes y medio intenso en el que Sánchez pretende aprobar los indultos, reunirse con Pere Aragonés y  modificar el Consejo de Ministros para encarar el nuevo curso haciendo borrón y cuenta nueva. 

Quiere encarar septiembre y que a partir de ahí todo sean buenas noticias: el fin de la pandemia tras culminar la vacunación, la llegada de los fondos europeos, reactivación económica y una vuelta a la normalidad tras el azote del virus, que espera afrontar con caras nuevas, dejando atrás un Gobierno abrasado. 

De hecho, cada día suena con más fuerza la última quincena de julio como posible fecha para una remodelación del Gobierno en el que Sánchez tendrá que decantarse hacia el lado tecnocrático representado por Nadia Calviño o, por contra, al populista encarnado por  Irene Montero o Ione Belarra, por ejemplo.

Y aunque no se puede dar por sentado ningún nombre, todo apunta a que uno de los hombres clave de esta remodelación será, como ya adelantó ESdiario el 10 de junio, Miquel Iceta. Siempre ha sido sus ojos y sus oídos en Cataluña y, pese a algunas discrepancias, tiene una excelente relación con el mundo independentista.  

Iceta: los ojos de Sánchez en Cataluña

De hecho, fue el primero e escenificar públicamente el acercamiento del Gobierno cuando a finales de mayo acudió a la toma de posesión del nuevo presidente de la Generalitat y saludó efusivamente, entre otros, a Jordi Cuixart, condenado a nueve años de prisión por sedición.

Por ello, su nombre está es ascenso y Sánchez ya planea hacerle incluso vicepresidente del Gobierno, colocando la 'cuestión catalana' como uno de los ejes principales de su política de cara a esta nueva etapa, teniendo en cuenta, además que el reparto y la gestión de los fondos europeos entre las comunidades marcará la legislatura.

Además, Voz Pópuli le coloca incluso como recambio de María Jesús Montero en la Portavocía, precisamente porque Iceta conoce como nadie los entresijos de la política catalana y podrá explicar ante los medios todos los pasos que se seguirán desde el convencimiento de que son los correctos.

No en vano, el ministro es uno de los grandes abanderados de la política de la 'concordia' que practica Sánchez puesto que fue el primero que apostó por los indultos en el ya lejano diciembre de 2017, cuando los líderes independentistas ni siquiera habían sido condenados. 

Castells y Garzón, en el alambre

Junto a él, varios nombres aparecen en todos los pronósticos. Dos de Podemos, claramente: los ministros de Universidad y de Consumo, Manuel Castells y Alberto Garzón. Del primero no se tienen noticias, salvo una ley del sector que tiene en pie de guerra a los rectores y puede desbordar el vaso de la paciencia que se ha tenido con él.

Y del segundo, hay un poderoso indicio que apuntala su salida: Ione Belarra le quiere en Andalucía para las Elecciones Autonómicas que se celebrarán entre el verano de 2022 si VOX obliga a adelantarlas o un año después.

Fernando Grande-Marlaska, cuya imagen pública está muy deteriorada y también entre los Cuerpos de Seguridad, es otro de los probables. Y Arancha González Laya, con su papelón con Marruecos, otra de las más señaladas. La gran sorpresa, no obstante, sería que abandonaran Nadia Calviño, José Luis Escrivá y hasta Luis Planas

Negociaciones con Yolanda Díaz

Por su parte, Margarita Robles es toda una incógnita: su continuidad no sería una sorpresa; pero su salida sí sería explosiva, ya que siempre ha sido uno de los grandes diques de contención de Podemos. Y lo mismo cabe decir de María Jesús Montero, que aunque puede quedarse sin portavocía, la cartera de Hacienda parece más que consolidada.

Aun así, Sánchez tendrá que sentarse con Yolanda Díaz para ver el alcance de la revolución. Tendrán que hablar de nombres y de competencias y parece que la vicepresidenta será inflexible con la cuota morada del Gobierno, y aunque se cambien 'cromos' se mantendrá el peso político de la formación.

Mientras, oficialmente todos los ministros guardan el más escrupuloso de los silencios, todos remiten al presidente como máximo responsable de cualquier cambio, pero todos miran de reojo porque cualquier cambio, con la intención de dar un nuevo golpe de efecto y reflotar el Gobierno, parece posible.