Fumata negra en el Vaticano: el cónclave sigue sin nuevo Papa

La plaza de San Pedro volvió a teñirse de incertidumbre este jueves tras la fumata negra que, a las 11.51 horas, anunció que los 133 cardenales reunidos en el cónclave aún no han encontrado al nuevo líder de la Iglesia Católica. La tercera votación, como las dos anteriores, no alcanzó los dos tercios necesarios (89 votos) para proclamar al sucesor del papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril.

La expectación en el Vaticano es máxima. Miles de peregrinos, muchos de ellos participantes en el Jubileo 2025, se congregaron en la plaza con la esperanza de ver la ansiada fumata blanca y conocer al nuevo Pontífice. Sin embargo, la chimenea de la Capilla Sixtina, que volverá a humear esta tarde, les obligó a abandonar el recinto tras la señal de humo que marcó el fin de las votaciones matinales.

El cónclave, que comenzó el miércoles y ya dejó otra fumata negra a las 21.01 horas, tiene previstas dos votaciones más esta tarde. Si algún candidato logra destacar y reunir el apoyo suficiente, la fumata blanca podría llegar sobre las 17 horas. De lo contrario, la chimenea volverá a funcionar hacia las 19 horas, sea con humo blanco o negro, manteniendo en vilo a los fieles.

La historia reciente de los cónclaves muestra que la elección de un Papa puede requerir paciencia. Francisco, elegido en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, lo fue en la quinta votación. El Papa alemán, por su parte, fue designado en la cuarta, mientras que Juan Pablo II necesitó ocho escrutinios. En este contexto, la espera en Roma se vive con una mezcla de esperanza y resignación.

Mientras los cardenales deliberan en la Capilla Sixtina, el Jubileo 2025 sigue atrayendo a miles de peregrinos a la basílica vaticana. Muchos cruzan la puerta santa en busca de la indulgencia plenaria, en un ambiente de espiritualidad que contrasta con la incertidumbre por el futuro de la Iglesia. En las calles de Roma, las conversaciones giran en torno a quién será el próximo Papa y qué rumbo tomará la institución en estos tiempos convulsos.

Por ahora, solo queda esperar. La chimenea de la Sixtina tiene la última palabra, y los ojos del mundo están puestos en ella.