Las nuevas señales de tráfico: lo que debes saber sobre el cambio más ambicioso en décadas
España estrena un nuevo lenguaje en sus carreteras. Tras más de dos décadas sin cambios significativos, la Dirección General de Tráfico ha aprobado la mayor renovación del catálogo de señales viales en la historia reciente. Adaptadas a la movilidad eléctrica y personal, y preparadas para los desafíos del cambio climático y la conducción autónoma, las nuevas señales no solo buscan modernizar la estética del tráfico, sino también mejorar la seguridad y la convivencia.

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La Dirección General de Tráfico (DGT) ha anunciado la entrada en vigor del nuevo catálogo de señales de tráfico, una actualización largamente esperada que llega tras más de 20 años sin grandes modificaciones.
Esta reforma, incluida en el Reglamento General de Circulación, busca adaptar la señalización vial a los nuevos retos de la movilidad, desde los vehículos eléctricos y de movilidad personal (VMP), hasta la igualdad de género y el lenguaje visual moderno.
El cambio no es simplemente estético; tiene implicaciones prácticas, culturales y tecnológicas que transformarán la forma en que nos movemos por las carreteras y ciudades de España.
El nuevo paquete de señales, que comenzará a desplegarse de forma progresiva a partir de julio de 2025, supone un giro de timón que va más allá del mero rediseño gráfico.
Estamos ante una transformación profunda del lenguaje visual que regula el tráfico, con especial atención a la inclusión, la sostenibilidad y la claridad comunicativa. En este artículo analizamos las claves del nuevo sistema de señalización, su impacto en la conducción, y las reacciones que ha generado en distintos sectores.
Un rediseño que responde al siglo XXI
Una de las características más visibles del nuevo catálogo es el rediseño gráfico de muchas señales. Las figuras humanas que aparecen en carteles como los de paso de peatones o zonas escolares han sido actualizadas para representar también a mujeres y niñas, en un esfuerzo por combatir la tradicional representación masculina por defecto. Así, en el nuevo pictograma de "zona escolar", uno de los personajes lleva falda, en una clara apuesta por la inclusión visual.
Pero la modernización no se queda en la cuestión de género. También se han revisado elementos técnicos como el tipo de letra —adoptando una tipografía más legible a alta velocidad— y se ha apostado por símbolos más intuitivos y comprensibles, incluso para conductores internacionales. Según fuentes de la DGT, se ha tomado como referencia la señalética de países como Alemania, Países Bajos o Reino Unido, donde el diseño gráfico juega un papel clave en la prevención de accidentes.
Además, se han añadido señales específicas para nuevos actores de la movilidad urbana, como los patinetes eléctricos y las bicicletas eléctricas. Por primera vez, se contempla una señal que prohíbe expresamente el acceso a vehículos de movilidad personal, o que delimita carriles exclusivos para estos. En las ciudades, donde el crecimiento de los VMP ha sido explosivo, estas señales serán clave para ordenar el tráfico y prevenir conflictos con peatones o automóviles.
Nuevas señales, nuevos mensajes
Entre las nuevas señales destacan algunas que responden a problemas recientes en el tráfico urbano e interurbano. Por ejemplo, aparece por primera vez una señal que advierte de la presencia de animales domésticos sueltos, pensada especialmente para urbanizaciones en zonas rurales donde es habitual ver perros o gatos cruzando la calzada.
También se ha introducido una señal que indica zonas de bajas emisiones (ZBE), alineada con la creciente implantación de restricciones medioambientales en grandes ciudades. Esta señal será crucial para informar a los conductores sobre si su vehículo tiene permiso para acceder a determinadas áreas en función de su distintivo ambiental.
En el apartado de seguridad vial, destaca la nueva señal de advertencia por condiciones climatológicas extremas, como niebla densa, hielo o fuerte viento lateral. Este tipo de indicaciones, ya comunes en países del norte de Europa, se adaptan a la realidad del cambio climático, con fenómenos cada vez más frecuentes en la península ibérica.
Por último, hay señales específicamente diseñadas para advertir sobre la presencia de ciclistas, tanto en carreteras convencionales como en tramos de montaña. Estas nuevas señales buscan proteger a un colectivo especialmente vulnerable, cuya presencia se ha multiplicado en los últimos años debido al auge del cicloturismo y del uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible.

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El impacto en los conductores
Para los conductores, la adaptación a estas nuevas señales no será inmediata. Aunque la mayoría son evoluciones de las ya conocidas, algunas requerirán un esfuerzo adicional de interpretación, especialmente en los primeros meses de implementación. Por esta razón, la DGT ha anunciado una campaña nacional de información y sensibilización, que incluirá anuncios en televisión, redes sociales y carteles explicativos en autoescuelas, estaciones de ITV y oficinas de tráfico.
Además, se actualizará el material teórico de los exámenes de conducir, tanto para el permiso B como para los específicos de moto, camión o autobús. Desde las autoescuelas se valora positivamente este esfuerzo, aunque algunos profesionales han expresado su preocupación por el ritmo de implantación y por la posible confusión que podría generar la coexistencia, durante un tiempo, de señales antiguas y nuevas.
Por su parte, los ayuntamientos y comunidades autónomas tendrán un papel clave en la implementación efectiva del nuevo catálogo. Ellos serán los responsables de sustituir progresivamente las señales en sus respectivas jurisdicciones, lo que implica un esfuerzo logístico y económico notable. Se calcula que el cambio total podría tardar entre cinco y ocho años, dependiendo del tamaño y recursos de cada municipio.
Reacciones encontradas
Como era de esperar, la reforma no ha estado exenta de polémica. Desde algunos sectores conservadores se ha criticado lo que consideran un “exceso de corrección política” al introducir cuestiones de género en el diseño de las señales. Otros, sin embargo, han aplaudido la iniciativa como una medida necesaria para modernizar la comunicación vial y hacerla más inclusiva.
En el ámbito de la movilidad urbana, las asociaciones de usuarios de patinetes y bicicletas han celebrado la inclusión de señales específicas para sus vehículos, lo que consideran un paso adelante para el reconocimiento y regulación de sus derechos y obligaciones en la vía pública.
Por su parte, los fabricantes de señales viales se enfrentan a un proceso de adaptación que puede suponer tanto un reto como una oportunidad. Empresas como Industrias Saludes o Lacroix, líderes en señalización en España, ya han anunciado que adaptarán sus procesos productivos al nuevo catálogo, lo que podría generar una renovación tecnológica del sector.
Hacia una señalización más inteligente
Este cambio llega en un momento en que la tecnología avanza a pasos agigantados. La DGT ya ha planteado la posibilidad de incorporar señales inteligentes capaces de cambiar su mensaje en tiempo real, en función de las condiciones del tráfico o del clima. Estas señales dinámicas, ya presentes en algunos tramos de autopistas, podrían extenderse en los próximos años, integrándose en un sistema de movilidad conectado que permita una gestión más eficiente y segura.
Asimismo, se estudia cómo adaptar estas nuevas señales a los vehículos autónomos, que dependen de cámaras y sensores para interpretar el entorno. Un lenguaje visual más claro, moderno y uniforme facilitará la detección e interpretación automática de las señales por parte de los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS), algo clave en la transición hacia una conducción más automatizada.
El nuevo catálogo de señales de tráfico supone una puesta al día imprescindible para un país que aspira a liderar la movilidad sostenible en Europa. Su éxito dependerá, en gran medida, de la capacidad de las administraciones para implementarlo con eficacia, del compromiso de los conductores para adaptarse al cambio, y del papel de la educación vial en integrar estos nuevos elementos en la cultura de la conducción.
Porque las señales de tráfico no son solo carteles metálicos clavados en el asfalto. Son el lenguaje de la convivencia en la carretera. Y como toda lengua viva, debe evolucionar con su tiempo.