Aumentan los accidentes de tráfico en las ciudades

Entre 2008 y 2019 se registraron en España 1.113.963 accidentes de trá­fico con víctimas, un 40,5% de los cuales tuvo lugar en vías interurbanas y el 59,5% restante en vías urbanas. La evolución de los heridos graves u hospitalizados ha sido particularmente favorable en España, descendiendo desde 2010 hasta 2019 a una tasa interanual del 4% de manera ininterrumpida.

La tasa de accidentalidad por cada cien mil habitantes al principio del periodo se cifraba en 193 accidentes por cada cien mil habitantes, aunque posteriormente en 2012 descendió, pero luego comenzó a mostrar un per­fil ascendente que la ha situado en 214 siniestros por cien mil habitantes.

El perfil que más sufren este tipo de accidentes son hombres y mujeres de entre 15 y 24 años. Además, en estos once años se ha producido un aumento en la cuota de las víctimas más vulnerables, con un considerable incremento de la participación en la cifra total de los peatones, del 12 al 20%, y  y de motociclistas, con un aumento del 19% al 32%. En la estadística de víctimas mortales de accidentes de tráfico en 2020 se puede observar que las muertes de peatones, ciclistas y motoristas ascendía al 55%. 

Este tipo de situaciones deben frenarse cuanto antes, y por ello los ayuntamientos deben mover ficha, ya que en vías urbanas la DGT no tiene ninguna competencia. En los ayuntamientos hay dos áreas que se ocupan de este asunto, el de Circulación y el de Policía Municipal o Local. Ambos o uno de ellos debería realizar meticulosos análisis de cada accidente que tiene lugar en la ciudad desde una perspectiva preventiva, y así extraer información para poder detectar puntos negros de la ciudad y así reducir accidentes.

Prevenir los accidentes de tráfico es algo más que limitar la velocidad del tráfico en la ciudad a 30 km/h. La prevención municipal tiene que ser una acción educativa en la que estén implicados políticos y funcionarios. 

Los ayuntamientos tienen una gran labor que realizar en materia de prevención, lo deben hacer y lo pueden hacer. Los programas de prevención deben ir dirigidos a toda la población todo el tiempo, y dejar de ser actos aislados o esporádicos.