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Ábalos, ese cortafuegos del que usted me habla

La declaración voluntaria del exministro de Transportes ante el Tribunal Supremo apunta a que el PSOE y Ábalos han llegado a la conclusión de que "no nos vamos a hacer daño", dirigiendo las culpas a Víctor de Aldama y Koldo García.

El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, llega al Tribunal Supremo para declarar como imputado por el ‘caso Koldo’.

El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, llega al Tribunal Supremo para declarar como imputado por el ‘caso Koldo’.EDUARDO PARRA / Europa Press

Esther Jaén
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Si alguien esperaba que José Luis Ábalos, antes todopoderoso secretario de organización y ministro de Transportes y hoy «ese señor del que usted me habla» cantase La Traviatta ante el juez se ha llevado un auténtico chasco este jueves. Y más que se lo va a llevar a partir de ahora, en cuanto se vayan conociendo los detalles del interrogatorio del magistrado al exdirigente socialista ya caído en desgracia.

Quizás algunos ilusos entendieron que, tras la auditoría interna encargada hace unos meses por el actual ministro Óscar Puente que apuntaba hacia ciertos "desmanes" de Ábalos en su etapa ministerial, este cumpliría con la amenaza de ir por libre en las votaciones parlamentarias de acuerdo con su conciencia y, si esto suponía un problema para sus excompañeros de grupo parlamentario, le importaba un comino porque ya no era ni su grupo ni su problema.

José Luis Ábalos y Óscar Puente en el Congreso.

José Luis Ábalos y Óscar Puente en el Congreso.EDUARDO PARRA / Europa Press

Desde entonces hasta ahora, el «conseguidor» Víctor de Aldama sí ha decidido entregarse al bel canto en su declaración ante el juez, señalando al PSOE, al ex ministro y a su fiel Koldo García como beneficiarios de sus supuestas jugosas comisiones y ha concentrado las fobias procedentes de la cofradía del puño y la rosa en su persona. Pero Ábalos, apartado como sigue de la familia socialista, sigue mirando lo que indica la dirección socialista que hay que votar, pleno tras pleno. Y obrando en consecuencia, y votando en el mismo sentido. Si en principio hubo alguna ausencia señalada y algún voto discrepante, eso ya es pasado.

El corazoncito o tal vez el sentido común de «ese señor del que usted me habla» le ha llevado en los últimos meses a votar con su antiguo grupo, sin fisuras. Tiene toda la pinta de que el PSOE y Ábalos han llegado a la conclusión de que «no nos vamos a hacer daño» y que el objetivo a batir ahora no es otro que Víctor de Aldama.

Casualmente, Óscar Puente -esta vez sin auditoría, punteando contrato a contrato, a la antigua usanza- decidió comprobar los 37 contratos señalados por Aldama como susceptibles de ser motivo de mordida y dictaminó que el empresario subrayó con marcadores de colores solo 6 contratos llevados adelante en la etapa de Ábalos. Los 31 contratos restantes corresponden a la Administración anterior, es decir, a la etapa de Mariano Rajoy. Vamos, que poco más o menos viene a abonar la tesis principal manejada y divulgada por el PSOE: que Víctor de Aldama es un trolero que, mayormente, quiere salvar sus posaderas a base de fábulas e invenciones.

El tiempo y, más probablemente, la UCO pondrán las cosas en su sitio, pero «ese señor del que usted me habla» ha ido este jueves al Tribunal Supremo a dar la misma versión: De Aldama miente y, por cierto, "yo no cobré comisiones". Parece que Ábalos y el PSOE han vuelto al "prietas las filas", aunque manteniendo las distancias y las apariencias.

En todo caso, si el ritmo de la Justicia es el que acostumbra en este país, no parece que las prisas atenacen al presidente del Gobierno, quien con la mandíbula encajada como cuando algo le contraria más de lo debido, nos comentaba a los presentes en la copa de Navidad del Palacio de la Moncloa que hay connivencia entre el Poder Judicial y el PP, que coordinan la oposición al Gobierno, vamos. 

En primer plano el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; y al fondo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso.

En primer plano el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; y al fondo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso.EDUARDO PARRA / Europa Press

Sánchez quiere tener permanentemente movilizado a su potencial electorado, continuamente alborotado ante el supuesto pacto PP-Poder Judicial (que excluye, por supuesto al Tribunal Constitucional y a la Fiscalía General de Estado) por si, en algún momento, las encuestas le dan alguna alegría y le permiten abrigar la esperanza de repetir una mayoría de bloqueo que impida gobernar a PP y Vox. 

En el Gobierno nadie descarta nada aunque oficialmente repiten que la presente legislatura va para largo, con o sin presupuestos. Pero con Sánchez nunca se sabe. Y ese factor sorpresa forma parte de su estrategia. Más le vale al PP estar atento.

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