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La coalición de Gobierno desangra a Sánchez a costa de la tributación del IRPF en el SMI

El bloque de investidura no solo presiona, sino que amenaza: espera no tener que forzar la rectificación de esa medida en el Congreso, desangrando al PSOE aún más a ojos de todos los españoles

La portavoz de Sumar en el Congreso, Verónica MartínezEuropa Press

Publicado por
Mariola López

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La pugna dentro del bloque de investidura de Pedro Sánchez vuelve a hacer saltar todas las alarmas en Moncloa. Sumar, uno de sus socios clave, insiste al Ministerio de Hacienda que rectifique la tributación del IRPF para los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). La coalición no solo presiona, sino que amenaza: espera no tener que forzar la rectificación en el Congreso, desangrando al PSOE aún más a ojos de todos los españoles.

El choque es directo contra la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuya decisión de mantener la obligación de declarar el IRPF para los perceptores del SMI ha generado un nuevo cisma en el bloque de investidura. Desde Sumar acusan al PSOE de traicionar su compromiso con los trabajadores más vulnerables y advierten que, si el Ejecutivo no corrige su postura, la tan cacareada mayoría progresista en el Congreso lo hará por su cuenta.

El malestar en la izquierda es evidente. A las críticas de Sumar se suman las de otros aliados parlamentarios como ERC, Junts y Bildu, que ven en esta medida una línea roja inaceptable. En privado, algunas voces dentro del Gobierno admiten que esta crisis es un nuevo síntoma de la creciente debilidad del PSOE, incapaz de sostener una mayoría estable sin constantes concesiones a sus socios.

Legislatura en llamas

Las tensiones internas se han vuelto moneda corriente en la legislatura. Desde la ley de vivienda hasta la amnistía, cada negociación ha evidenciado la fragilidad del Ejecutivo de Sánchez, cada vez más dependiente de un bloque que no duda en torcerle el brazo cuando lo considera necesario. La cuestión del IRPF del SMI es solo el último capítulo de un pulso permanente entre los socios de investidura.

La presión no solo es política, sino también social. El malestar entre los trabajadores afectados crece, y la imagen del Gobierno se resiente ante una decisión que contradice el discurso de justicia fiscal que el PSOE ha defendido en público. Mientras Sumar y sus aliados tensan la cuerda, en Moncloa temen que esta batalla termine por desgastar aún más la cada vez más escasa credibilidad del Ejecutivo.

En el PSOE son conscientes del dilema: ceder a las exigencias de sus socios y reconocer su error o mantener la postura y asumir el coste político en el poco recorrido político que se les adivina. En cualquiera de los dos escenarios, el bloque de investidura vuelve a demostrar que el poder de Sánchez depende más de sus aliados que de su propio partido.

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