Un análisis psicológico de los "delirios" de Pedro Sánchez
La psicóloga de ESdiario traza un perfil de Sánchez a través de sus comportamientos y comparecencias, de sus decisiones políticas y de sus obsesiones recurrentes. Y sale lo siguiente.
Hace días un compañero bromeaba con las actitudes y conductas de Pedro Sánchez y me decía cada vez se asemeja más a la paranoia. Delirios de grandeza, creyéndose artífice de una política magistral cuando no ha hecho nada, salvo irse de vacaciones de lujo y usar el avión presidencial como signo de distinción del resto.
Y delirios de persecución: le persigue el fantasma de Franco. La verdad es que su egocentrismo y narcisismo se hace patente de forma continua y alarmante, ejerciendo una especie de actitud dictatorial y obviando que ejerce su poder para todos los españoles y no sólo para sus afines.
Luego está la mitomanía, ese creer ser quien no se es, imitando gestos y actitudes porque en sí mismo ni destaca ni es carismático. En presidentes y políticos de carisma mundial fija su mirada y les repite. Su obsesión por el poder es preocupante, lo que le lleva a cambios en poco tiempo y drásticos, porque aquello dijo jamás haría al momento siguiente lo está haciendo; y todo ello en función de sus intereses y ego.
Pedro es el de las múltiples personalidades y de ello se deduce la escasa o nula fiabilidad como político merecedor de confianza. Ese complejo de segundón sigue existiendo porque no ha ganado elecciones y la mayoría de españoles, incluso muchos de su propio partido, no lo quieren; no lo han elegido en las urnas libremente sino que es consecuencia de extraños pactos.
Un rasgo inquietante
Está tan cómodo en su posición que pretende cambiar el mundo pero, eso sí, démosle tiempo hasta el 2030 porque no hay nadie mejor que él. Se quiere mucho a sí mismo y no le importa el bienestar común, un rasgo común en la psicopatía.
Afirma encabezar un gobierno feminista, cuando creíamos que lo suyo era la igualdad, seguramente porque todo es meramente un adorno, igual que el exceso de Ministerios. Quiere asemejarse a las reuniones de Camp David y reúne a sus ministros en una finca donde uno se descubre a si mismo también. Lo segundo sería más aconsejable antes de que pierda del todo su identidad.
Sánchez exhibe constantemente rasgos de egocentrismo y narcisismo. Se hace patente de forma continua y alarmante
Complejo de vencedores y vencidos y ese ataque y destrucción de todo lo del contrario, manipulando y deformando la historia, del mismo modo en que parece vivir una realidad paralela que no es la que los españoles ven. Nadie puede destruir la historia y menos la libertad inherente a las personas.
Sobre la ética
Su baremo de medir cambia en función de que los afectados sean ellos o el adversario. Cristina Cifuentes tuvo que dimitir por un máster pero su ministra Carmen Montón, con un mismo problema, no tiene por qué marcharse, al menos de momento.
Juego sucio que es inseparable de una carencia de ética y moralidad. Me preocupa una persona con un perfil tan claro y patológico rija los destinos de un país y, más aún, pretenda lograr la continuidad casi a la fuerza .