Dedos dormidos, manos sin fuerza

Nuestro organismo está formado por numerosos órganos, desde la piel, considerado el más extenso, hasta la pequeña glándula pineal responsable de la producción de la melatonina reguladora de nuestros ciclos de sueño. Es el cerebro el responsable de procesar los datos que le llegan y enviar impulsos para que el resto del cuerpo ejecute sus órdenes. El tránsito de información desde y hacia el cerebro se realiza a través de los nervios, canales de comunicación entre él y los rincones de nuestro organismo.
El nervio mediano es el conductor de información sensitiva y motora entre distintas zonas de los brazos o las manos y el cerebro. En su recorrido, desde que sus fibras salen de la columna vertebral a nivel del cuello, hasta que alcanzan la punta de los dedos, atraviesa diferentes canales estrechos donde el nervio puede verse comprimido. El más relevante y donde con mayor frecuencia se produce una compresión del nervio mediano, es el conocido como canal carpiano. Localizado en la unión de la mano y el antebrazo, es un estrecho túnel formado en su base y sus laterales por huesos de la muñeca, y en su techo por un ligamento bajo el que pasan también muchos tendones además del nervio mediano.
Cuando en ese canal se produce un engrosamiento del nervio o de los tendones por diversos motivos (traumatismos, posturas forzadas de la articulación, procesos endógenos como la diabetes mellitus o cambios hormonales, o el embarazo entre otros muchos), el nervio se comprime dentro de un espacio inextensible, apareciendo una clínica molesta, en ocasiones incapacitante, que caracteriza a una patología conocida como síndrome de túnel del carpo.
Entre los síntomas de esa compresión nerviosa que condicionan el mal funcionamiento del nervio, destacan el adormecimiento, hormigueos y calambres en los dedos, de forma variable del primero al cuarto de la mano, molestias que al presentarse por la noche llegan a despertar a los pacientes. Las molestias pueden ascender por el antebrazo, y los pacientes refieren también pérdida de fuerza, que en la mayor parte de ocasiones es debida realmente a una incapacidad de poder aplicar una fuerza adecuada con la mano, al no sentir adecuadamente los objetos al manipularlos, y no aplicar entonces la fuerza adecuada.
Para su diagnóstico, los profesionales nos servimos de la exploración física del paciente y de pruebas complementarias que nos informan del correcto funcionamiento del nervio.
En función de esos hallazgos, el tratamiento en fases iniciales de la enfermedad consiste en medidas antiinflamatorias (mediante pautas de fisioterapia y medicamentos) y, de gran importancia, dormir con una férula de extensión de muñeca, que la mantenga en una posición neutra, de tal forma que estando dormidos no se produzcan posturas forzadas que compriman más el nervio, permitiendo así controlar los síntomas.
Si pese a estas medidas las molestias persisten, de cara a evitar progresión de la enfermedad que condicionen lesiones irreversibles en el nervio y atrofia en los músculos de la mano que inerva el nervio mediano, puede recomendarse una cirugía de descompresión nerviosa en la muñeca. Este procedimiento, realizado de forma ambulatoria, ofrece resultados desde la primera noche postoperatoria, en la que el paciente por fin puede dormir sin despertarse por molestias en la mano afectada.
La cirugía no está exenta de complicaciones, como la lesión en las ramas motoras o sensitivas del nervio, dolor en la zona intervenida por la cicatriz o por la sección en uno de los elementos estabilizadores de la muñeca como es ese ligamento, incluso recidivas de la patología, que podrían ser en realidad aperturas insuficientes de ese canal o túnel del carpo.
Pese a que, como todo procedimiento, esas complicaciones existen, se puede afirmar que la cirugía consigue generalmente buenos resultados, por lo que el tratamiento quirúrgico del síndrome del túnel del carpo se trata de un procedimiento seguro y aconsejable para tratar de forma definitiva la mononeuropatía más frecuente y causa recurrente de consultas y dudas entre nuestros pacientes.