LA MIRILLA
La performance diaria y los fotomontajes de Sánchez

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Conferencia de Embajadores.
Cada día tiene su afán. Y en política, en esta era de “democracia de audiencia”, eso consiste en escoger la performance que permita a los dirigentes salir en los medios para que se hable de ellos. La notoriedad es lo importante. Tener fama.
En eso anda Pedro Sánchez enfundado en este tiempo frío de invierno. Ahora, después de tanta vaselina a Carles Puigdemont, llega el punto de decir a los españoles que el presidente ha puesto pie en pared. La dignidad española. La reconciliación en Cataluña ha sido un éxito y Salvador Illa está al frente de la Generalitat. Si Junts quiere romper con el PSOE, será su problema. Sánchez hará de la necesidad virtud.
Al mandamás del PSOE, acorralado como está por los tribunales, incluso le viene bien que se perciba a un PP, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, tonteando con Puigdemont una posible moción de censura. Más votantes al saco de VOX y Santi Abascal. No encuentro jóvenes en España que no me digan que van a votar a VOX. Mejor podrá el socialismo, cuando llegue el momento (que llegará) sacar a pasear el fantasma de la extrema derecha que viene.
Y mientras, hasta que se llegue a ese punto: fotos y más fotos de Sánchez. La de ayer junto al ministro Albares fue para que les dieran un premio Goya. El cine ha perdido una figura dejando escapar al ministro de Exteriores como actor tragicómico. Actos por doquier. Reír por no llorar en una carrera en la que son los jueces los que dejan sin aliento al presidente.
A. M. BEAUMONT