Los tejemanejes de Sánchez para anticipar elecciones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno.
Pedro Sánchez se ha quedado sin oxígeno. Junts le ha quitado el respirador y el PP, esta vez, no corrió a hacerle el boca a boca "por responsabilidad" de Estado. Tocado. El poder por el poder tiene fecha de caducidad. La legislatura está ingobernable. Por mucho que el mandamás socialista desee alargar la agonía, más se verá que se deshace. El desgaste es terrible. Así que se avecinan urnas.
La corrupción es un lastre muy pesado para Sánchez. Cada día además cuesta más arrastrarlo. El desgarro le está haciendo tomar decisiones al presidente que dejan a la luz su desesperación. Incluso cuando busca hacer ver lo poderoso que es, con medidas como la que se ha visto esta semana de irrumpir como un elefante en cacharrería para llevarse por delante al presidente de Telefónica. Al final sólo demuestra que su agobio le da para manotear aquí y allá. Un político que vive pendiente de las informaciones judiciales que asaetan a diario a sus más cercanos acaba quemado. Sí, Pedro Sánchez, pese a las apariencias, está achicharrado.
Naturalmente, el equipo de estrategas monclovita juega inmerso en una constante planificación de medidas y actos que permitan a su jefe ocupar los medios. Todo vale: Franco, Telefónica, Davos, viaje a Valencia, oposición a Trump, culpar a Alberto Núñez Feijóo y a Carles Puigdemont de cargarse el "escudo social" votando en contra del Decreto ómnibus.
Bien saben que son momentos en los que los ciudadanos buscan liderazgos valientes. De ahí que La Moncloa eleve el tiro para ver si las calles españolas cambian la percepción que tienen de Sánchez. No son tiempos para políticos melifluos como el alemán Scholz, el francés Macron, Kamala Harris o la alemana "eurojefa" Von der Leyen. El escenario está para personas como Giorgia Meloni o Isabel Díaz Ayuso. Por eso, Sánchez busca a toda costa recolocarse ejerciendo desesperadamente una ejecución osada. Se ha vestido en modo pre campaña electoral. Pero, su situación ya es insostenible. A.M.BEAUMONT