La depresión exógena y endógena

(Foto de ARCHIVO) El aumento de la depresión y la ansiedad en los jóvenes españoles se debe a factores como la desigualdad o la pandemia REMITIDA / HANDOUT por LUNDBECK Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 02/6/2025
La depresión es un tema muy serio que afecta a gran parte de la población en algún momento de su vida o que puede llegar a ser crónica. Podemos distinguir entre dos tipos: la exógena y la endógena.
La primera obedece a una causa concreta, como puede ser el duelo después de una pérdida o un despido en el trabajo. También quedarse sin hogar por una catástrofe y, consecuentemente, sentirse desorientado y sin salida. Se tiende mucho a recetar medicaciones excesivas, con los consecuentes efectos secundarios, siendo lo mejor una terapia psicológica cognitiva.
Uno de los efectos secundarios de los antidepresivos son los problemas cardíacos y la posibilidad de inducir al suicidio, algo tan presente en una depresión y que cualquier gobierno debe considerar trascendental en la prevención del suicidio. Un ansiolítico ligero al inicio, como el Tranxamacin o su genérico, el alprazolam, es muy efectivo y actúa rápidamente en ataques de pánico. Estos pueden ir asociados o no a la depresión. Hiperventilación, sudoración, mareo: es una situación de gran sufrimiento y puede ser controlada por esta benzodiacepina, pero, como todas las sustancias de esta familia, crea dependencia, y por ello la deshabituación debe ser gradual.
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La depresión endógena no obedece a ninguna causa externa y, a veces, es difícil de diagnosticar, ya que se confunde con lo físico al haber somatizaciones. Se pierde el interés total por las actividades realizadas en el pasado. Apatía, desgana y sin causa aparente. Crisis existenciales y enorme influencia de un entorno próximo muy tóxico que desequilibra la mente. Bastará con salir de este contexto y la curación será pronta. No se debe atosigar al depresivo, sino dejarle su espacio, porque la insistencia daña.
He visto cómo ciertos programas amarillistas confunden y generalizan los síntomas de la depresión. Un personaje de reality afirmaba que era un síntoma de la depresión no ducharse en un mes. No es así, porque la hidroterapia es clave en la mejora. Muchos afectados afirmaban que la ducha o el baño eran el único momento de relax y pensamiento positivo, y esa limpieza se extrapolaba a la limpieza mental de ideas negativas.
La desgana de actividades sociales no afecta al cuidado mínimo, aunque su ropa se reduzca a prendas ligeras y para estar en casa. También, desechar prendas viejas o que te recuerden un pasado que deseas olvidar, a nivel mental, crea un esquema positivo, lo mismo que al ordenar tu espacio parece que ordenas tu vida.
La situación vivida con el COVID ha sido causa de muchas depresiones endógenas cuya raíz fue el estrés que permaneció después de superado el encierro. Sentirse libre y la terapia cognitiva, conocer el origen de lo que sucede, son el camino para empezar un nuevo punto de partida y, acaso, salir más fortalecidos, quemando el pasado y lo malo, igual que el fuego de la noche mágica de San Juan.