Ni Sánchez ni Ángel Víctor Torres ni el fiscal general: no dimite nadie, aunque les sobran motivos

Aquí no dimite nadie. Nadie de la izquierda, claro. Del PP sí: Mazón, la consejera de Salud de Andalucía... Esos sí, pero nadie del Gobierno ni del PSOE. Esa es la orden dictada por Moncloa. Pase lo que pase, las filas prietas. Dimitir sería reconocer la culpabilidad, piensan ellos, una manera de debilitar al Gobierno y a Pedro Sánchez. 

Así que no dimite Ángel Víctor Torres a pesar de que el último informe de la UCO le deja a los pies de los caballos: expone sus mentiras. Conocía a Aldama, comió con él incluso. Intermedió con Koldo para los contratos millonarios de mascarillas en Canarias, cosa que él también negaba. Y se desvivió por pagar a toda costa a la empresa corrupta, Soluciones de Gestión, en contra incluso de los técnicos de su Gobierno. Pues ni aun así dimite. Es más, se atreve a decir que el informe de la UCO le exculpa. Estos son capaces de decirte a las 12 del mediodía que es de noche.

Que no dimite nadie no es una opinión, es un hecho. No hay más que ver el caso del fiscal general que ni estando en el banquillo tiene la gallardía, el coraje y la vergüenza torera de dimitir para no contaminar el juicio oral y, sobre todo, para librar a la institución de la sombra de la sospecha. Le han pedido que dimita por activa y por pasiva, hasta sus propios compañeros fiscales. También los jueces, abogados, juristas de todo tipo. Nadie entiende ese empecinamiento. Bueno sí, la verdad es que se entiende perfectamente. Pedro Sánchez, probablemente autor intelectual de la filtración, le defiende en público. Es inocente, dice, en una clara intromisión en la independencia judicial.

No se puede esperar menos del personaje. Si alguien tenía que haber dimitido ese es Pedro Sánchez: por sus mentiras, por sus pactos, por la ley de amnistía, por la corrupción que le rodea. Incluso por la gestión catastrófica de la dana, antes, durante y después de la tragedia.

En realidad, todo lo que estamos viendo, todo lo inédito que le está sucediendo a España tiene un origen: la corrupción política de Sánchez, su empeño en gobernar a toda costa, aun perdiendo las elecciones y comprando su investidura a un prófugo de la justicia con una ley que él mismo tildaba de inconstitucional, pactando con todos los enemigos de España incluidos los herederos de ETA. Este es el sanchismo. No tuvo líneas rojas para llegar al poder y no va a tener líimites para quedarse. Por eso aquí no dimite nadie.