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La SER se inventa los aplausos al fiscal general: el falso gesto de apoyo que incendió el juicio

La Cadena SER difundió que Álvaro García Ortiz había sido recibido con aplausos en el Tribunal Supremo, pero tuvo que rectificar horas después al descubrirse que el gesto ocurrió en la Fiscalía General del Estado. El error informativo, interpretado como un intento de blanquear al fiscal general, ha desatado una oleada de críticas y ha añadido más tensión al juicio que sacude al Gobierno de Sánchez.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, sale del Tribunal Supremo tras declarar como imputado.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, sale del Tribunal Supremo tras declarar como imputado.EUROPA PRESS

Luis Sordo
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La jornada judicial más esperada del año comenzó con ruido mediático y terminó con una rectificación incómoda. El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, afronta un juicio histórico ante el Tribunal Supremo, acusado de filtrar información confidencial sobre el empresario Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, lo que debía ser un capítulo judicial se convirtió también en un escándalo informativo que salpica de lleno a la Cadena SER, emisora señalada por haber difundido un dato falso sobre los supuestos aplausos al fiscal general.

El error de la SER que incendió el caso

En la mañana de su comparecencia ante el Supremo, la Cadena SER aseguró en antena que García Ortiz había sido recibido con aplausos en el propio Tribunal Supremo, una escena que habría evidenciado un respaldo institucional sin precedentes.

El problema: era falso. Horas después, la emisora se vio obligada a rectificar públicamente, aclarando que los aplausos no ocurrieron en el Supremo, sino en la sede de la Fiscalía General del Estado, antes de que García Ortiz acudiera a declarar.

El matiz, aparentemente menor, tiene una carga política enorme. La primera versión fue interpretada como un gesto de apoyo institucional del Poder Judicial al acusado, algo que habría puesto en entredicho la neutralidad del Tribunal Supremo. Tras la rectificación,  queda claro que los subordinados aplaudieron a su jefe antes de acudir al Tribunal Supremo. Un episodio se convirtió en un nuevo motivo de crítica al manejo informativo y a la cercanía de ciertos medios con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Reacciones cruzadas: “manipulación” o “error humano”

La oposición no tardó en reaccionar. Desde el Partido Popular se acusó a la SER de “contribuir a blanquear al fiscal general con información falsa”, y varios dirigentes exigieron explicaciones por lo que consideran una “maniobra de distracción” ante la gravedad del proceso judicial.

Fuentes próximas a la emisora defendieron que se trató de un “error humano sin mala intención”, derivado de la rapidez con la que se difundió la noticia. No obstante, en los pasillos judiciales, el daño ya estaba hecho: la confusión reforzó la sensación de caos institucional y de desconfianza hacia los medios próximos al Gobierno.

Un juicio sin precedentes

El proceso contra García Ortiz sigue siendo de una magnitud inédita. Por primera vez en democracia, un fiscal general del Estado se sienta en el banquillo. Está acusado de revelar datos confidenciales del caso González Amador a la prensa, precisamente a la Cadena SER, el 13 de marzo de 2024.

La Fiscalía sostiene su inocencia y denuncia una persecución política impulsada por la derecha, mientras que la oposición reclama su dimisión inmediata por “usar el poder judicial como herramienta política”.

Durante el juicio, previsto hasta mediados de noviembre, 40 testigos —entre ellos periodistas, fiscales y agentes de la UCO— desfilarán ante el Supremo para esclarecer si la filtración salió efectivamente del entorno de García Ortiz.

Un gesto que se vuelve en su contra

Paradójicamente, los aplausos que desataron la polémica fueron reales, pero en otro contexto: en la sede de la Fiscalía General, donde subordinados de profesión recibieron a García Ortiz antes de su salida hacia el Supremo.

Lejos de beneficiarle, ese gesto ha sido interpretado por amplios sectores judiciales como una muestra de corporativismo impropia en un momento en que la institución debería preservar la apariencia de imparcialidad.

La confusión posterior amplificó el malestar y dejó al descubierto una relación cada vez más tensa entre la Fiscalía, el Gobierno y los medios de comunicación afines.

Impacto político: Sánchez bajo presión

El error de la SER no solo ha dañado la credibilidad periodística, sino que ha añadido presión política al Ejecutivo. Desde la oposición, se insiste en que el caso García Ortiz simboliza el deterioro de la independencia institucional durante el mandato de Pedro Sánchez.

Mientras tanto, el Gobierno mantiene un apoyo cerrado al fiscal general, insistiendo en que el juicio es “una ofensiva política sin fundamento judicial”.

Sin embargo, la realidad mediática ha cambiado el tono del debate. El fallo informativo de la SER ha abierto una brecha incluso entre periodistas afines al Ejecutivo, algunos de los cuales admiten en privado que el episodio fue “un error grave en el peor momento posible”.

Conclusión: cuando la desinformación agrava la crisis

Lo que comenzó como un juicio judicial histórico se ha transformado en un caso doble: judicial y mediático.

El fiscal general del Estado se defiende de una acusación sin precedentes mientras la Cadena SER intenta reparar el daño de un error que minó su credibilidad.

Entre tanto, el Gobierno de Sánchez observa cómo una confusión de aplausos se convierte en metáfora de una legislatura marcada por la desconfianza, los nervios y la erosión institucional.

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